1x06 "Las apariencias engañan"

La oscuridad se había adueñado del cielo de Madrid y las nubes habían comenzado a descargar la gran cantidad de agua que había en su interior. Álvaro e Ixchel se encontraban en casa de ésta, sentados frente al ordenador. El sonido de un trueno estremeció a la joven y su amigo se burló de ella.

ÁLVARO: ¿Te dan miedo las tormentas?
IXCHEL: Si lo que quieres es hacerte el machote y protegerme no voy a darte el placer.
ÁLVARO: Tienes de testaruda lo mismo que de guapa.
IXCHEL: No creas, las apariencias engañan. Puedo llegar a ser mil veces más testaruda…
ÁLVARO: Bueno, sigamos buscando lo de esta chica. Mira, ésta es la misma noticia que estaba leyendo Raúl.
IXCHEL: ¿De cuándo es?
ÁLVARO: Octubre del 2009.
IXCHEL: Aquí dice que era estudiante en el instituto de un pueblo situado a las afueras de Madrid. “Su cuerpo fue encontrado en el fondo de una laguna”.
ÁLVARO: “A simple vista no presentaba ningún signo de violencia, por lo que todo apunta a que murió ahogada”. “Por el momento sólo se habla de un posible culpable, su profesor de arte del instituto, presente en el momento de la muerte”.
IXCHEL: (Un escalofrío la recorrió el cuerpo) “Raúl Ugarte”…



En el bajo de la profesora de filosofía, Nuria y Aurora veían una película de terror mientras comían palomitas.

AURORA: La va a matar… la va a matar…
NURIA: Claro, es lo que pasa en todas las películas de miedo.
AURORA: ¡Pero aléjate de las escaleras que está subiendo!
NURIA: Es que ella no lo sabe.
AURORA: Que la va a pillar. Que la va a pillar. (Tiró las palomitas) ¡La pilló!
NURIA: ¡Si me comentas la película no tiene gracia!
AURORA: ¡Ay madre, cuánta sangre!
NURIA: Qué asco…
AURORA: Anda, pero si se nota que es Ketchup. Hablando de Ketchup, ¿preparo ya las hamburguesas?
NURIA: Espérate que ya está apunto de terminar.
AURORA: Pero si yo ya la he visto. Al final descubren que el asesino es el hermano del enterrador.
NURIA: ¿Y por qué quería matar a toda esa gente?
AURORA: Y yo qué se, pues para darle más trabajo al hermano.
NURIA: (Irónica) Da gusto ver películas contigo…
AURORA: (Sonrió) Claro que sí, ahora nos ponemos otra.

Sonó el timbre y Susana, la madre de Jorge, fue a ver quién era.

ELOY: Hola, soy Eloy.
SUSANA: ¿Eloy?
ELOY: Soy un amigo de Jorge, vamos juntos al instituto…
SUSANA: Oh, sí, es verdad, pasa, pasa. Jorge está en su habitación, iré a llamarle.
JORGE: No hace falta mamá, ya estoy aquí. ¿Nos puedes dejar solos?
SUSANA: Claro. Si queréis algo de comer he comprado…
JORGE: (La interrumpió) Que sí, gracias mamá.
SUSANA: (Se fue al salón) Pasarlo bien.
ELOY: ¿Por qué no respondes a mis llamadas?
JORGE: Estaba estudiando.
ELOY: ¿Y por qué no me haces caso en clase?
JORGE: Me gusta prestar atención.
ELOY: Jorge, déjalo ya. ¿Cómo necesitas que te diga que yo no he querido que pasara esto?
JORGE: Lo quieras o no ha pasado, y eso ya no lo puedes cambiar.
ELOY: Entonces, ¿ya no vas a volver a dirigirme la palabra?
JORGE: Necesito tiempo.
ELOY: (Ofendido) Tiempo… Como quieras.
JORGE: (Le acompañó a la salida) Nos vemos mañana.
ELOY: (Salió cabizbajo) Hasta mañana entonces…

Jorge cerró la puerta y se dirigió al salón, donde su padre leía el periódico sentado en el sillón.

FRANCISCO: ¿Era tu amigo el raro?
JORGE: Sí, era él…
SUSANA: ¿Por qué es raro? Yo no creo que sea raro.
FRANCISCO: Susana por favor, ese muchacho tiene más pluma que nuestra almohada.
SUSANA: ¿De verdad? Pobrecillo…
FRANCISCO: No me gusta que salgas tanto con él, hijo. ¿Es que no tienes más amigos?
JORGE: Sí, tengo muchos más amigos en el instituto. (Improvisó) Lo que pasa es que… le había llamado para que me trajera una cosa.
FRANCISCO: (Sonrió) Ah, bueno.

Aquella noche, entrada la madrugada, Raquel ojeaba un álbum de fotos que guardaba desde hacía tiempo bajo su cama. Recuerdos de tiempos mejores plasmados en un papel la hacían sentirse mejor. Echaba de menos los gestos de cariño entre sus padres, que desde hacía unos meses, habían desaparecido para siempre. En casi todas las fotos aparecían los tres juntos y con una gran sonrisa en la cara, vacaciones, cumpleaños, navidades, etc. Su padre entró en la habitación con una taza en la mano.

MIGUEL: ¿Aún estás despierta?
RAQUEL: (Volvió a guardar el álbum) No tenía sueño.
MIGUEL: Toma, te ayudará a dormir.
RAQUEL: (Cogió la taza) Gracias.
MIGUEL: Es tila, está caliente.
RAQUEL: Ya veo. (Le dio un beso) Gracias, papá.
MIGUEL: ¿Quieres… hablar?
RAQUEL: No, creo que ya tengo algo más de sueño.
MIGUEL: De acuerdo. Que duermas bien.
RAQUEL: Igualmente.

Al día siguiente, los chicos de segundo de bachillerato calentaban sus músculos en el gimnasio del instituto.

JUDITH: ¿Has oído lo del nuevo local que van a abrir esta noche?
IXCHEL: (Distraída) Sí, algo he oído…
JUDITH: Adivina quién tiene entradas para la zona VIP.
IXCHEL: No sé, ¿las hijas de Zapatero?
JUDITH: ¿Qué? No. Bueno, a lo mejor sí, pero yo me refería a mí. ¿Te pasa algo?
IXCHEL: Qué va. Espérate un momento que voy a hablar con Álvaro.
JUDITH: (Extrañada) Vale…

Al verse sola, Judith corrió a hablar con otro grupo de chicas a las que conocía.

JUDITH: Hola chicas, ¿qué tal?
EVA: (Sin hacerla caso) Bien, bien.
JUDITH: (Se percató de que no la estaban haciendo caso) ¿A que no sabéis quién tiene entradas VIP para la inauguración del Orfeo?
BERTA: ¡¿Tienes entradas?! Tía, qué fuerte.
EVA: (Sonrió) Eres la mejor, eh.
JUDITH: Jajaja. Gracias, gracias.

A pocos metros de ellos, Ixchel se sujetaba en el hombro de Álvaro mientras se estiraba.

IXCHEL: ¿Has buscado algo más sobre el tema de Raúl?
ÁLVARO: Estuve mirando un par de noticias más y según decían, Raúl fue culpado del asesinato. Pero después contó su versión sobre lo que pasó y el juez le declaró inocente y quedó en libertad.
IXCHEL: ¿Y qué fue lo que les dijo?
ÁLVARO: A lo visto, alumna y profesor estaban manteniendo una relación sentimental desde hacía unos meses. Se querían mucho pero sabían que la gente no aceptaría la relación, por lo que prefirieron mantenerlo en secreto. Aquella tarde quedaron para visitar aquel bosque, ella se subió a una roca para que él le hiciese una foto, se ve que se resbaló sin querer y cayó a la laguna. Raúl no llegó a tiempo para salvarla y murió ahogada.
IXCHEL: Joder, qué mal rollo…
ÁLVARO: Ya ves. A mí que me caía mal el de arte y al final me va a dar pena y todo.
IXCHEL: Bueno, pues ya está, tema zanjado.

Acabada la clase, los alumnos se fueron a cambiarse a los vestuarios. Jorge se estaba duchando cuando vio que Eloy se le acercaba. Corriendo, se puso la toalla y se sentó en uno de los bancos.

JORGE: ¡¿Qué quieres ahora?!
ELOY: ¿Qué? Yo no te he dicho nada.
ÁLVARO: Uy… ¿Peleilla de enamorados?
KEVIN: Jajaja. ¿Para cuándo la boda?
JORGE: (Susurró) Imbéciles…
KEVIN: ¿Qué has dicho?
JORGE: Nada.
KEVIN: (Le empujó) Que no se te suban los humitos, eh.
ÁLVARO: Eso, mariposón. Anda, vámonos.
KEVIN: (Con risa burlona) Patéticos…

Kevin, Álvaro y el resto de los chicos salieron del baño entre risas y burlas. Jorge se levantó del suelo dolorido por el golpe.

ELOY: ¿Estás bien?
JORGE: ¡¿A ti qué te parece?! ¡Pues no, no estoy bien y tú tienes la culpa!
ELOY: Pero Jorge…
JORGE: ¡¿Vas a decir algo nuevo?! ¡No! ¡Pues cállate y déjame en paz! (Cogió sus cosas y se marchó)


Durante su tiempo de descanso, Marina, Eloy y Raquel charlaban sobre sus cosas sentados en la escalera.

ELOY: Y claro, los otros ya han terminado de ponerle la guinda al pastel, y Jorge ha reventado.
MARINA: Pues nada, si no quiere cambiar de idea, que le den.
ELOY: ¿Tú qué tal con Mateo?
MARINA: Pues nada, sigue en “pause” la relación. Pero no hablemos más de amores, esta noche se inaugura el Orfeo.
RAQUEL: ¿El qué?
MARINA: Una discoteca nueva que van a abrir por el centro. ¡Es moderna, está llena de tíos buenos y nosotros vamos a ir! Un amigo mío ha conseguido un puesto de guardia de seguridad allí y si le hago un poco la pelota seguro que nos cuela.
RAQUEL: Pfff… qué pereza…
MARINA: ¡Aquí no hay pereza ninguna! Esta noche nos vamos los tres a ligar como que me llamo Marina. Bueno, ligáis vosotros, yo sólo tonteo.
ELOY: ¿Los tres solos? Qué sosos…
MARINA: Pues hablamos con Jorge para que se venga también.
ELOY: No sé yo si le va a hacer mucha gracia…
RAQUEL: Tranquilo, nosotras le convencemos.
MARINA: (Bromeó) Claro que sí, lo mismo con un par de copas te ve hasta guapo. 

Pasaron las horas y acabado su horario de trabajo, Aurora y Nuria salieron de la sala de profesores.

NURIA: Tenemos que ir a devolver las películas que alquilamos el otro día.
AURORA: ¿Ahora? Es que necesito pasar al baño…
NURIA: Pues pasa.
AURORA: Ay no, no. A mí es que me da mucho asquete hacer mis cosas fuera de casa.
NURIA: Bueno, pues vete yendo a casa. Yo voy a devolverlas y cuando acabe me cojo el autobús.
AUORA: Vale. Me voy porque no llego. Hasta luego.
NURIA: Adiós.

Aurora se fue corriendo con los pies juntos hacia el aparcamiento. Nuria se acordó que se había dejado encendido su ordenador y subió a apagarlo. Cogió el ascensor, donde se encontró con Raúl.

RAÚL: ¿No te ibas?
NURIA: Es que me he dejado el ordenador encendido. (Le dio al botón de la tercera planta)
RAÚL: Te acompaño, si quieres.
NURIA: No hace falta…
RAÚL: No te preocupes, no tengo prisa.

De repente, el ascensor se paró en seco entre la primera y la segunda planta.

NURIA: ¿Hemos llegado?
RAÚL: No. Creo que esto se ha quedado parado…
NURIA: ¿Qué? Ay dios, que yo soy claustrofóbica.
RAÚL: No te preocupes, le doy a la alarma y en seguida vienen a sacarnos.
NURIA: ¿Pero quién va a venir a estas horas? ¡Si se han ido todos a casa!
RAÚL: Que no, que el conserje se tiene que quedar hasta que se hayan ido todos.
NURIA: (Se sentó en el suelo) Madre mía…

Cristian y Raquel habían empezado ya las clases particulares de inglés en casa de ésta.

RAQUEL: A ver, ¿ya has traducido las frases?
CRISTIAN: Sí, pero a saber…
RAQUEL: ¿Pero qué traducción es ésta? Estás más verde de lo que yo creía.
CRISTIAN: (Bromeó) Oye, ¿y qué tal se te da el “francés”?
RAQUEL: Pues no sé, ni bien ni… Un momento, ¿tú te estás refiriendo al otro francés?
CRISTIAN: Jajaja. Pues cuando quieras, lo pones en práctica...
RAQUEL: Mira que eres cerdo, eh.
CRISTIAN: Joder, qué sosa eres, ¿no?
RAQUEL: ¿Ah sí? Pues ala, se acabó la clase de hoy. Tira para tu casa que tengo muchas cosas que hacer. (Le guió hasta la salida)
CRISTIAN: ¿Y no me puedo quedar otro ratito más? Si quieres podemos hacer algo más divertido. Jajaja.
RAQUEL: (Le sacó fuera) ¡Que te vayas! (Dio un portazo)

Estaba claro que Cristian era un rebelde, pero con buen corazón. O al menos eso es lo que creía Raquel. No sabía por qué pero cada vez que estaba junto a él, sentía una extraña sensación en el estómago, que a su vez, la hacía sentirse realmente bien. No la gustaba el rollo cursi, pero por llamarlo de alguna manera… sentía “mariposas en el estómago”.

Mientras tanto, Nuria y Raúl seguían encerrados en el ascensor del instituto.

RAÚL: Inspira… Expira… Inspira… Expira…
NURIA: Dale otra vez al botoncito, anda.
RAÚL: (Le dio a la alarma) ¿Jugamos a algo? Veo, veo.
NURIA: Mira, yo tengo una con la “N” ¡Nada!
CONSERJE: (Desde fuera) ¿Hola?
RAÚL: Hola. Verá, es que nos hemos quedado encerrados.
CONSERJE: No se preocupen, voy a por las herramientas necesarias y en una hora estáis fuera.
NURIA: ¡¿Cuánto?!
CONSERJE: (Bromeando) Era broma, en menos de media hora he terminado. Ahora vuelvo.
RAÚL: Pues nada, a esperar. (Miró a Nuria)
NURIA: ¿Qué pasa?
RAÚL: Estás muy guapa.
NURIA: No empieces…

Sin darse ni cuenta, Nuria se encontró frente a Raúl, que se había abalanzado sobre ella para besarla. Se miraron unos segundos y la joven profesora de filosofía se lanzó a los brazos de él.

Pasadas las ocho, el Orfeo abrió sus puertas por primera vez y los adolescentes admitidos por los guardias de seguridad comenzaron a entrar. 

MARINA: Dios mío, me encanta. Mira qué barra, ¡está llena de tíos buenos!
ELOY: (Pícaro) No están nada mal... Jeje.
RAQUEL: ¿Nos sentamos un rato?
JORGE: Sí, mejor.
MARINA: ¿Qué tal con tu “rebelde sin causa”?
ELOY: Eso, eso, cuéntanos qué tal.
RAQUEL: (Se sonrojó) Bueno… Hoy hemos tenido la primera clase particular y no ha estado mal del todo…
JORGE: (Celoso) No entiendo cómo te fías de Cristian. Es un macarra.
RAQUEL: Qué va. Si le conocierais mejor seguro que no opinabais lo mismo.
MARINA: A veces las apariencias engañan. Piensas que una persona es de una manera y luego te das cuenta de que no es así.
JORGE: En eso tienes razón… Voy a tomarme algo.
RAQUEL: Qué raro está…
MARINA: Habla con él, anda.
ELOY: Paso. Total, se volverá a enfadar…
RAQUEL: Si no arregláis esto cuanto antes, la cosa puede ir a peor.

Eloy accedió y haciéndose paso entre la gente llegó a Jorge, que estaba tomándose una coca cola en la barra del local.

ELOY: ¿Podemos hablar?
JORGE: (Sin mirarle a la cara) No tengo nada que hablar contigo.
ELOY: Jorge, por favor.
JORGE: ¡¿Tanto te cuesta entender que no quiero hablar contigo?!
ELOY: (Defraudado) Creía que éramos amigos…
JORGE: ¿Sabes una cosa? Yo también lo creía hasta hace unos días. Pero los amigos no se ocultan nada, se lo cuentan todo.
ELOY: Eso es lo que yo he hecho. He sido sincero contigo.
JORGE: Has sido sincero después de todo este tiempo. ¿Por qué no me lo contaste antes?
ELOY: ¡No es algo que se pueda decir así como así, ¿sabes?! Tenía miedo…
JORGE: (Con risa nerviosa) Y yo creyendo todo este tiempo que te gustaban las tías, como a mí… ¡He sido un completo idiota! ¡¿Por qué me ayudaste entonces con lo de Raquel?!
ELOY: ¡Porque estaba dispuesto a renunciar a ti pero no pude! Pero aún estamos a tiempo, podemos hablarlo, no tienes por qué ponerte así. Entiendo que para ti…
JORGE: (Le interrumpió) ¡Tú no entiendes nada! ¡Nada! Vete por ahí a ligar con algún maromo, ya que ahora te gusta tanto.
ELOY: Eres un cabrón.
JORGE: ¡Que me dejes en paz de una puta vez!
ELOY: (Entre lágrimas) Muérete…

Eloy se marchó corriendo entre la multitud hacia los baños. Un joven con una chupa de cuero negra se acercó a Jorge y le ofreció una bolsa de pastillas.

JOVEN: ¿Quieres?
JORGE: Dejadme en paz, todos…
JOVEN: Creo que te vendría bien experimentar nuevas sensaciones ahora mismo. Ya verás como después te sientes de mejor humor.
JORGE: (Se lo pensó durante unos segundos) Pero…
JOVEN: Bueno tío, ¿vas a quererlas o no?
JORGE: Dame tres o cuatro.
JOVEN: ¿Ya las has probado alguna vez?
JORGE: (Mintió) Claro que sí.

Raúl acompañó a Nuria hasta la parada de autobús.

NURIA: Gracias por acompañarme.
RAÚL: Ya ves tú. Bueno, al final no ha estado mal el día.
NURIA: (Sonrió) Esta mañana no podría ni haberme imaginado que acabaría así el día…
RAÚL: Oye, ¿y Aurora no estará preocupada?
NURIA: No creo. Aurora es… única en su especie. Jeje.
RAÚL: Entonces, ¿vamos a intentarlo?
NURIA: Si quieres…
RAÚL: ¿Cómo no voy a querer estar contigo?
NURIA: Bueno, ya ha llegado el autobús. Nos vemos mañana, ¿vale?
RAÚL: De acuerdo. (Se besaron tiernamente) Que duermas bien.
NURIA: (Le sonrió) Igualmente.


Jorge miraba de reojo las pastillas que acaba de conseguir. No estaba seguro de lo que quería hacer pero se sentía furioso y por alguna razón creyó que eso le ayudaría a ver las cosas de otra manera. Se metió en la boca las tres pastillas y se las tragó con ayuda de un poco de alcohol. De repente, una chica que llevaba un rato mirándole se acercó a él y le cogió de la mano. Le llevó hasta la pista de baile y allí comenzaron a mover sus cuerpos al ritmo de la música. A medida que se movía, el sudor le brotaba de la frente y se encontraba más fresco y ligero. La chica exhibía su perfecto cuerpo a la vez que se rozaba con en el de Jorge. Sonrió al notar cómo le invadía un sentimiento de superioridad y felicidad extrema. Unos minutos después, su corazón comenzó a latirle tan rápido como no lo había hecho nunca. Un horrible escalofrío le hizo sentirse confuso y demasiado mareado como para seguir manteniéndose en pie. Sin apenas conocimiento, Jorge se desplomó en el suelo. La chica lanzó un grito de terror y la gente que estaba bailando a su alrededor se quedó mirándoles sin saber qué hacer. Eloy, que oyó los gritos, se acercó a la multitud de jóvenes que miraban asustados al suelo. Comenzó a abrirse paso entre la gente hasta llegar al cuerpo de su amigo. Se lanzó junto a él y le sostuvo la cabeza sobre sus rodillas mientras intentaba reanimarle inútilmente. Raquel y un guardia de seguridad también se acercaron a ellos.

ELOY: Eh, Jorge. Vamos, despiértate. Jorge contéstame, por favor…
CHICA: ¡Una ambulancia! ¡Llamad a una ambulancia!
RAQUEL: (Preocupada) ¡Eloy, ¿qué ha pasado?!
HOMBRE: Apártate chico, no le agobiéis.
ELOY: (Llorando) Discutimos y… No lo sé, no sé lo que le ha pasado.
MARINA: (Preocupada) Dios mío… (Le abrazó) Eh, tranquilo. Ya verás como no le pasa nada.
ELOY: Por favor… no… no…
HOMBRE: (Le tomó el pulso) Está… muerto…

Las personas solemos juzgar a primera vista, sin saber cómo son los demás. Una persona puede parecerte peligrosa y después descubres que dentro de él hay un joven encantador. Otros pueden aparentar ser normales, cuando verdaderamente ocultan un oscuro y siniestro pasado. Podemos ser amigos de una persona y después descubrimos que en realidad no es como nosotros creíamos. Pero al fin y al cabo, todos merecemos una segunda oportunidad. Desgraciadamente, hay ocasiones en las que la vida no nos ofrece una segunda oportunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario