1x05 "Hace falta valor"

Era domingo y Marina se encontraba sentada en un banco de la calle frente a la heladería. Después de todo lo ocurrido con Mateo, había tomado la decisión de dejar por un tiempo la relación. Los celos estaban acabando con ella y si seguía así llegaría a tener graves problemas psicológicos. Mateo llegó por su espalda y se sentó junto a ella. Ambos se miraron a la cara y comenzaron a hablar.

MATEO: Creo que me debes una explicación por lo que me dijiste el viernes, ¿no?
MARINA: No, el que tiene que explicar por qué recibe ese tipo de mensajes de otra chica que no sea su novia eres tú.
MATEO: ¿Es por el mensaje que me envió Rocío?
MARINA: (Enfadada) ¿A ti qué te parece?
MATEO: (Suspiró) Joder…
MARINA: ¿Y bien? Ahora no puedes decir que no tengo motivos para estar celosa.
MATEO: Creo que malinterpretaste el mensaje al no saber a qué se refería.
MARINA: ¿”Ven a buscarme cuando hayas dejado a Marina. Bss?” Creo que sólo se puede interpretar de una manera.
MATEO: (Miraba al suelo enfadado) Tienes un serio problema.
MARINA: ¡Es un defecto que tengo! ¡Me enfado cuando me ponen los cuernos!
MATEO: ¿Sabes qué? No te estaba poniendo los cuernos. Rocío es una amiga que alquila un piso cerca de tu instituto y había pensado que podíamos irnos a vivir juntos un tiempo.
MARINA: (Avergonzada) Yo… no lo sabía…
MATEO: Claro que no lo sabías, era una sorpresa. Pero ya da igual. ¿Por qué tienes que joderlo todo siempre? (Se marchó sin decir nada más)

Judith se encontraba en su habitación, tumbada en la cama mientras hablaba con una amiga por teléfono. De repente, oyó cómo algo impactaba contra su ventana y se asustó.

JUDITH: Nada, algún idiota estará tirando piedras contra la ventana. (…) Sí, es un chalet con piscina y todo. Ya os invitaré algún día. (Volvieron a lanzar otra piedra) Joder… Espera tía, ahora vuelvo. (Dejó el teléfono sobre la mesilla y se asomó por la ventana)
KEVIN: ¡Judith, soy yo!
JUDITH: ¡Shhh! Cállate no te vayan a oír mis padres. ¿Qué coño haces lanzando piedras a mi ventana?
KEVIN: (Sonrió) Te iba a haber mandado un mensaje al móvil pero esto me parecía más romántico.
JUDITH: (Chistosa) ¿Romperme los cristales te parece romántico?
KEVIN: No seas así, lo he hecho con mi mejor intención. Quería que habláramos un rato, ya que llevas todo el fin de semana sin dar señales de vida. ¿Sigues enfadada?
JUDITH: (Se hizo la interesante) ¿Enfadada? Qué va. Lo que pasa es que no me apetecía estar contigo. Tengo muchas más amistades, ¿sabes? Y no están conmigo por el interés.
KEVIN: (Sonrió) Qué rencorosa eres… Por eso te quiero, porque eres mala, como yo.
JUDITH: Perdona, pero tú no eres ni la mitad de malo que puedo llegar a ser yo.
KEVIN: Por supuesto que no. Bueno, ¿acabamos con esta versión malvada de Romeo y Julieta en el balcón y subo un rato contigo?
JUDITH: No gracias, tengo a una amiga esperando al teléfono. Ya nos vemos mañana en clase. (Le lanzó un beso) Chao.
KEVIN: Hasta mañana, preciosa.



A la mañana siguiente, Nuria y Aurora estaban dejando el coche en el aparcamiento del Zurbarán. Héctor pasó junto a ellas y simplemente las saludó con un frío “hola”.

AURORA: (Irónica) Ya está aquí la alegría de la huerta.
NURIA: Normal, le dejo plantado… le miento…
AURORA: (Se paró en seco mientras su amiga seguía caminando) Uy, pues es verdad. Qué mala eres, ¿no?
NURIA: La situación me obliga a serlo. Yo no quería quedar con él pero claro, ¿cómo le iba a decir que no cuando me lo pidió?
AURORA: (Volvió a alcanzarla) El amor no da más que problemas por todos los lados. Y si no que me lo digan a mí.
NURIA: Creo que voy a pasar de los dos. Dejaré el tema por un tiempo porque si no…
AURORA: Di que sí. Que soltera también se está muy bien.

Sentado en un banco del pasillo, Eloy esperaba a su amigo mientras se comía nervioso las uñas. Jorge entró de repente por la puerta principal y aunque le vio, no se acercó a él y subió las escaleras.

ELOY: (Se acercó a él) Jorge, espera.
JORGE: Tío, si me vas a decir lo del viernes mejor déjalo.
ELOY: No puedes pasar del tema así como así. Jorge, lo he pensado durante todo el fin de semana y si te quiero pues te quiero, ¿qué pasa?
JORGE: ¿Cómo que qué pasa? Pasa que no entiendo a qué viene todo esto ahora.
ELOY: Pues que ya no podía seguir ocultándolo y necesitaba contártelo. Mira, yo no he elegido esto…
JORGE: Pues yo sí que puedo elegir, y elijo ser heterosexual. Así que déjame en paz que tenemos clase.

Judith cerró asombrada su taquilla mientras Eloy y su amigo se alejaban por el pasillo. Había escuchado perfectamente toda la conversación sin que ellos se diesen cuenta.

JUDITH: (Sonrió) Notición…

Cuando el último alumno entró en el aula, Raúl comenzó su clase de arte.

RAÚL: (Cerró la puerta) Vamos, vamos, que ya hace más de diez minutos que tocó el timbre. Bien, coged cada uno un caballete, elegir uno de estos lienzos y sacad vuestras acuarelas. Hoy podéis dibujar lo que queráis, algo que os inquiete u os guste. Pero aplicando las técnicas que hemos aprendido en las clases anteriores, eh. Venga, podéis empezar.

Raquel cogió uno de los lienzos y se acercó a Marina que ya estaba lavando su pincel.

RAQUEL: ¿Qué tal el fin de semana?
MARINA: (Decaída) Bien… Regular… Mal.
RAQUEL: Vaya ánimos. ¿Es por lo de Mateo?
MARINA: Ayer quedé con él y me dijo que la tal Rocío esa es una amiga suya que le iba a enseñar un piso en alquiler al que quería que nos fuéramos a vivir los dos juntos.
RAQUEL: ¡Ostras, qué detallazo!
MARINA: Ejem…
RAQUEL: Perdón. Es que tú también, de verdad…
MARINA: Estoy hasta los cojones. ¿Por qué tengo que ser tan celosa? Dios, cómo lo odio… Mira que lo intento, pero es que no puedo controlarlo. He decidido incluso dejar la relación por un tiempo, porque si seguimos así…
RAQUEL: No sé, igual tienes razón y lo mejor es que dejéis el tema por un tiempo.
ELOY: (Se acercó a ellas) Hola, ¿qué tal?
RAQUEL: (Sonrió) Aquí, hablando de la vida.
MARINA: Bueno, ¿y tú qué tal con el nuevo? ¿Sigues igual de coladita por él?
RAQUEL: (Vergonzosa) Yo no estoy coladita… Lo que pasa es que me cae bien y ya está.
ELOY: Pero es que es tan raro...
RAQUEL: (Dejó escapar una sonrisa) Y guapo.
MARINA: ¿Lo ves? Coladita hasta las trancas.

Los tres amigos escucharon las risas de sus compañeros y Judith se acercó a ellos.

JUDITH: (Con risa burlona) Bueno Eloy, ya sabemos todos lo que te gusta a ti pero no hace falta que lo dibujes tan gráficamente.
ELOY: ¿Qué? (Se acercó a su lienzo, donde habían dibujado un pene) Imbéciles…
RAQUEL: (Seria) Qué graciosos…
JUDITH: (Le puso la mano en el hombro) Pero que yo no digo nada, eh. Creo que eres un chico muy mono. Lo digo por lo mucho que te gustan ahora los plátanos. Jajaja.
MARINA: (La dio un empujón) ¿Por qué no te vas un poquito a la mierda?
JUDITH: ¿Qué has dicho, zorra?
RAÚL: (Las separó) ¡Eh, ¿qué pasa aquí?! Venga, cada uno a lo suyo.

Entre el alboroto, Eloy aprovechó la ocasión y salió de la clase. Se encerró en el baño de chicos dando un portazo. Marina y Raquel le siguieron.

RAQUEL: ¿Eloy?
ELOY: ¡Dejadme solo!
MARINA: Eloy, por dios, no hagas caso a esa gentuza. Venga, vamos a clase.
RAQUEL: Ya sabes cómo son. No saben hacer otra cosa, nada más que inventarse cosas de la gente.
ELOY: (Abrió la puerta) Ya, pero… Es que esta vez no se han inventado nada.
RAQUEL: (Extrañada) ¿Qué?
ELOY: La semana pasada discutí con Jorge porque le dije que estaba enamorado de él y no se lo tomó a bien.
MARINA: ¡¿Enamorado de él?! ¡¿Eres gay?!
ELOY: (Suspiró) Y yo qué se…
RAQUEL: Eh, que no pasa nada. Somos tus amigas y con nosotras puedes ser sincero.
MARINA: Por supuesto, para eso estamos, para ayudarte. A ver, cuéntanos.


Tras explicarles toda la historia, Eloy y sus amigas volvieron a clase y continuaron dibujando. Pasaron las horas y la clase de inglés estaba apunto de acabarse.

HÉCTOR: De acuerdo, para mañana traerme hechos todos los ejercicios de la página 20. Y por dios, mejorar la estructura de los cuadernos porque de verdad que es un completo lío. (Sonó el timbre) Hasta mañana. (Se acercó a Raquel) Raquel, ¿puedo hablar un momento contigo?
RAQUEL: (Recogiendo sus cosas) Claro.
MARINA: Nos vemos fuera.
RAQUEL: Vale, adiós.
HÉCTOR: Verás, me gustaría pedirte un favor. No se si sabes que Cristian, el alumno nuevo, no tiene mucha soltura con el inglés. Y como tú eres una de mis mejores alumnas y veo que tienes una buena relación con él, había pensado que podrías echarle una mano, si no te importa.
RAQUEL: (Entusiasmada) Oh claro, ningún problema.
HÉCTOR: Te lo agradezco. Bueno, hasta mañana.
RAQUEL: Hasta mañana.

Héctor salió de clase y se cruzó con Nuria.

NURIA: (Sonrió) Hola.
AURORA: Nada, está más enfadado que un pavo en navidad.
NURIA: Pues que le den.
RAÚL: (Se acercó a ellas) ¡Nuria! ¿Has algo esta noche?
NURIA: Dormir y descansar.
AURORA: Mira, como la ratita presumida.
RAÚL: ¿Quieres que tomemos algo?
NURIA: No, creo que por un tiempo voy a pasar de mezclar el trabajo y el amor.
RAÚL: ¿Eh?
AURORA: Si dice que no, es que no.
RAÚL: Como quieras. Hasta mañana.
NURIA: Adiós. ¿Crees que he hecho lo correcto?
AURORA: Claro que sí. Esta noche nos vamos tú y yo a cenar al mejor Burguer de Madrid, invito yo.
NURIA: ¿Y tiene que ser un Burguer?
AURORA: O un MacDonald, como tú prefieras.

Tras terminar las clases, Kevin y Álvaro echaron unas canastas en un parque mientras las chicas les admiraban disimuladamente, sentadas en la hierba. Ixchel se levantó y se dirigió de nuevo al instituto.

ÁLVARO: (La sorprendió) ¡Bu!
IXCHEL: ¡Ah! Idiota… Voy al instituto, creo que me he dejado la chaqueta en clase de arte.
ÁLVARO: Te acompaño.
IXCHEL: Pues venga, mueve el culo no vaya a ser que lo cierren.

Llegaron al instituto y subieron hasta el aula de arte. La puerta estaba abierta y dentro no había nadie. Álvaro se acercó al portátil de Raúl, que estaba encendido, mientras Ixchel buscaba su chaqueta.

IXCHEL: Ya está, vámonos.
ÁLVARO: Espera, a ver si el idiota de arte tiene aquí los exámenes que nos va a poner.
IXCHEL: Date prisa, joder, no quiero que me pillen por tu culpa.
ÁLVARO: Oye, que ha sido a ti a quien se te ha olvidado coger la chaqueta.
IXCHEL: Venga, míralo y nos vamos.
ÁLVARO: Mira, estaba mirando unas fotos. “Encuentran el cadáver de Lucía Alcázar” ¿Te suena de algo?
IXCHEL: Y yo qué coño se. Venga, vámonos.

Se oyeron unos pasos acercándose al aula y Álvaro e Ixchel corrieron a esconderse detrás de la puerta. Raúl entró y fue directo a su ordenador. La pareja aprovechó el momento para salir de puntillas. Por los pelos, consiguieron escapar sin ser vistos por su profesor.

IXCHEL: (Susurrando) Te mato, yo te mato.
ÁLVARO: ¿Por qué estaría mirando Raúl esa noticia?
IXCHEL: Tiene pinta de profesor macabro. Vámonos de una vez, joder.

De camino a casa, Raquel fue sorprendida por Cristian.

CRISTIAN: ¿Dónde vas?
RAQUEL: (Sonrió) ¿A ti qué te parece?
CRISTIAN: ¿Quieres tomar algo?
RAQUEL: No puedo llegar tarde a casa. Si eso, ya otro día. Oye, he hablado con Héctor y me ha dicho que te vendrían bien unas clases de inglés. Así que ya me dirás cuando te viene bien para venirte un rato a mi casa.
CRISTIAN: ¿Clases particulares de inglés? Tú lo que quieres es estar conmigo, eh.
RAQUEL: ¿Qué? No te creas que eres el ombligo del mundo porque no.
CRISTIAN: Pero no te enfades, mujer.
RAQUEL: (Cruzó la calle) Pues ya no te ayudo, que te den.
CRISTIAN: (Sonriéndola desde la otra acera) ¡Refunfuñona!

Pasó la tarde y Marina, Eloy y Jorge quedaron en un parque.

MARINA: Venga chicos, poned un poco de vuestra parte.
ELOY: Es él el que no quiere hablar…
JORGE: Es que no termino de hacerme a la idea, ¿sabes?
MARINA: Jorge, entendemos que para ti es algo… difícil de entender. Pero estamos en pleno siglo veintiuno, hay que modernizarse.
JORGE: Si yo no soy homófono pero es que no entiendo por qué tiene que enamorarse de mí mi mejor amigo.
ELOY: Oye, que yo no he elegido esto.
JORGE: Es que éramos amigos, sólo eso, amigos. ¿Cómo voy a querer yo algo más contigo? Es de locos…
MARINA: Bueno, pero no hay por qué ponerse así. Sólo hace falta reunir un poco de valor para superar estas cosas. Eloy, si él no quiere nada pues otra vez será. Ahí afuera hay muchísimos chicos que están deseando conocerte.

Kevin y Judith aparecieron junto a su grupo de amigos.

KEVIN: ¡Maricas! Jajaja.
JUDITH: ¡¿Pero tú qué haces ahí, Marina?! ¡Déjales intimidad, que si no se cortan! Jajaja.
MARINA: ¡Iros a la mierda!
JORGE: (Enfadado) Yo me voy.
ELOY: Jorge, espera.
JORGE: ¡Que me dejéis en paz!

Se marchó furioso del parque mientras oía la multitud de risas a su espalda. De camino a su casa el cielo comenzó a nublarse y empezó a llover. Jorge iba cada vez más rápido, mojándose entero y cruzando las calles sin preocuparse del color de los semáforos ni de si venía algún coche. Llegó empapado a su casa, se quitó las zapatillas y las dejó en la cocina.

SUSANA: ¿Qué tal el instituto, hijo?
JORGE: (Fríamente) Bien.
SUSANA: ¿Te pasa algo?
JORGE: ¡No, mamá, no me pasa nada!
SUSANA: Está lloviendo, ¿verdad?
JORGE: ¿A ti qué te parece?

Un hombre vestido con un elegante traje y un maletín en la mano entró en casa y dejó sus llaves en la mesa de la entrada. Se trataba del padre de Jorge, pasó a la cocina a saludar a su familia.

FRANCISCO: (Besó a su mujer) Hola, cariño. Hola, chaval.
JORGE: (Se fue al salón) Hola…
FRANCISCO: Susana, date prisa con la cena que tengo hambre.
SUSANA: ¿Qué tal en la oficina?
FRANCISCO: Como siempre. Ah, se me olvidaba, he despedido a Pablo.
SUSANA: ¿A Pablo? ¿Por qué?
FRANCISCO: Hace una semana salió del armario delante de sus compañeros y eso da muy mala imagen de la empresa.
SUSANA: Dios, cada vez hay más gente con el mismo problema.
FRANCISCO: Luego nos acusan de intolerantes. ¿Esto es lo que ellos entienden por el progreso? Vaya sociedad…
SUSANA: Nos llaman homófonos por ser realistas. Si toda la vida ha sido de una manera, ¿por qué tienen que aprobar eso ahora?
FRANCISCO: No lo pienses cariño, porque si no es peor…

Desde el pasillo, Jorge escuchó toda la conversación. Sabía que sus padres no eran muy liberales pero eso le daba igual, eran eso, sus padres, y por lo tanto debía seguir sus pasos. Había sido amigo de Eloy durante mucho tiempo, pero ahora las cosas habían cambiado y no estaba seguro si debía seguir adelante con su amistad. De camino a su habitación, le sonó el móvil y se lo sacó del bolsillo para ver quien era. “Eloy”. Cerró la puerta de su habitación y tras cortar la llamada, arrojó bruscamente el móvil contra la cama.

Todos conocemos lo que es el valor, pero no todos reunimos el suficiente para afrontar algunas situaciones. Contarles la verdad a las personas que queremos en ocasiones es algo difícil. Nos cuesta, pero después nos damos cuenta de que nos ayuda a seguir adelante, porque no hay nada peor que ocultar un gran secreto. El valor nos ayuda a salir del armario, a terminar con una relación que nos destruye día a día, a dejar atrás relaciones con amigos de trabajo que pueden acabar mal. La vida es un camino por el que debemos pasar armados de valor, y quien no lo tiene, se perderá en el camino.

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