1x10 "Despertando al ángel negro" (1ª Parte)

Cristian y Raquel se encontraban en casa de ésta última, colocando los adornos navideños al árbol. 

RAQUEL: Mañana por fin el último día de clase…
CRISTIAN: Pues sí, no sabes las ganas que tengo.
RAQUEL: Entonces… ¿qué querrás para comer hoy? 
CRISTIAN: Lo que tengáis, no me apetece molestar.
RAQUEL: No, si no es molestia simplemente la tendremos que hacer entre los dos porque mis padres se han ido a visitar a mis abuelos. 
CRISTIAN: Pues… a mí se me dan de lujo las pizzas.
RAQUEL: ¿Ah sí? Pues venga, manos a la obra.
CRISTIAN: Necesitaré harina, levadura, aceite, sal y agua. Y luego, lo que quieras se lo ponemos por encima.
RAQUEL: No tengo nada de eso, excepto la sal, el agua y el aceite así que… Tendremos que ir a comprar juntos. (Le coge de la mano y le conduce hasta la puerta)
CRISTIAN: (Se para en seco) Cariño… Esto… Deberíamos decirles a los demás que estamos saliendo.
RAQUEL: Pero, ¿por qué?
CRISTIAN: Porque como estamos saliendo ya de verdad, pues no sé… habría que decirlo.
RAQUEL: Sí tú quieres… Mañana ya se los diremos a todos.
CRISTIAN: No, no, si tú no quieres pues nada.
RAQUEL: (Le coge de la mano y le mira fijamente) Por supuesto que quiero. (Le besa)



Manuel y Aurora estaban en un cine, al parecer viendo una película de miedo.

AURORA: ¡Pero no vallas por ahí! Que tonta es de verdad… Madre mía, ¡¡Qué te van a coger sí vas por ahí!! (Coge una palomita y se la lleva a la boca)
MANUEL: Aurora, por favor, baja la voz. Que nos van a echar la bronca.
AURORA: Uy, perdón. Es que siempre que veo una película me meto mucho en el personaje.
MANUEL: Bueno, lo importante es que estés bien; que el otro día casi me haces llorar, de verdad que no puedo contener la llorera cuando la gente cuenta dramas…
AURORA: Tranquilo, eso ya pasó. ¡¡Ahh!! Será tonta la tía. Ya le dije que no fuera por ahí.

Judith se encontraba en su cama mirando al techo y pensando en cómo todas sus sospechas se habían confirmado. La única persona en la que de verdad confiaba le había demostrado que estaba con ella por interés, y que era él quien la había robado los 200 euros. Acto seguido, decidió levantarse e irse a su ordenador portátil, estaba en una situación rara, no lo conseguía entender. En el ordenador, el nombre de Kevin aparecía disponible.

KEVIN: hola guapa
JUDITH: ahora no estoy para hablar, me encuentro mal…
KEVIN: pork?
JUDITH: mañana a la recogida de notas hablamos ok?
KEVIN: ok…

Judith apagó el ordenador y volvió a la cama a pensar en lo mismo de antes, no conseguía entenderlo.

Raquel y Cristian estaban en la cocina manchados de harina, cada uno hacía su pizza para comer, amasaban los ingredientes a la vez, Raquel movió la mano para coger sal pero Cristian hizo exactamente el mismo movimiento, se entorpecieron el paso y Raquel le dejó a Cristian que la cogiera. Luego se miraron y sonrieron. Después, volvieron a amasar.

RAQUEL: Mañana son las notas, ¿no tienes ganas?
CRISTIAN: ¿Ganas de ver como suspendo todas? No, gracias.
RAQUEL: No digas eso, hombre. Seguro que apruebas más de una. 
CRISTIAN: Claro… como tú en todo sacas notables, pues…
RAQUEL: Y tú en educación física sacas sobres y yo bienes así que…
CRISTIAN: Cada uno es lo que es. Jaja.
RAQUEL: Sí y tú tienes un cuerpazo… (Lleva sus manos a la cara de Cristian y le mancha)
CRISTIAN: Ahora no, tenemos que hacer la comida.
RAQUEL: Después de comer, ¿eh?
CRISTIAN: Después de comer te embadurnaré de mermelada y te iré lamiendo hasta llegar a la boca. ¿Qué te parece?
RAQUEL: (Bromista) Me parece un buen plan para merendar. Jajaja. (Le besa tiernamente)

Ixchel y Álvaro estaban paseando para ir juntos a casa, cuando llegaron a casa de la joven, Álvaro quiso despedirla, pero algo le hizo hacer lo contrario.

ÁLVARO: Ixchel, no consigo dormir.
IXCHEL: ¿Por mí? Jajaja, tranquilo, es lo que tiene estar enamorado.
ÁLVARO: No, por ti no, por Raúl. Es que no paro de pensar en él…
IXCHEL: Sí, es cierto, lo que vimos hace unas semanas nos ha dejado un poco raros…
ÁLVARO: No sé… Pero a ese tío hay que meterle presión, mandarle anónimos para acojonarle y hacer que confiese… Hay que hacer algo.
IXCHEL: Tú estás loco. El otro día casi nos pillan, y si encima es un asesino y le mandamos anónimos, pues…
ÁLVARO: Yo lo voy a hacer, si tú no quieres te vas con tu amiga Judith…
IXCHEL: Venga, vale. (Abre la puerta con sus llaves) Vamos a mi habitación.
ÁLVARO: Vale. (Sube las escaleras) ¿Y tus padres?
IXCHEL: Se han ido de vacaciones románticas…
ÁLVARO: Pues qué bien, así estamos solos.
IXCHEL: No voy a hacer nada contigo.
ÁLVARO: Digo para la investigación.
IXCHEL: (Hace como si nada) ¿Cojo el portátil?
ÁLVARO: ¿Si no como piensas mandarle los anónimos?
IXCHEL: Pues no tengo Internet, así que se lo tendremos que mandar en una carta.
ÁLVARO: Bueno… vale. De todas maneras, no teníamos su correo electrónico.
IXCHEL: A ver, ¿qué le ponemos?

Cristian y Raquel estaban comiendo una tortilla a la francesa, al parecer, la pizza no les había salido como esperaban.

RAQUEL: Tanto desmadre para nada…
CRISTIAN: Por lo menos nos lo hemos pasado bien. Jeje.
RAQUEL: Sí, pero luego tendremos que limpiar todo esto.
CRISTIAN: Sí, pero después de merendar.
RAQUEL: (Bromista) Déjame terminar este trozo de tortilla o qué.
CRISTIAN: Voy a por la mermelada.
RAQUEL: (Se termina el último trozo de tortilla) ¡Allá voy! 

Raquel fue corriendo hacia Cristian y se subió a sus lomos, fueron hacia la cama y el joven empezó a quitarle la camiseta a Raquel, luego los pantalones y la fue untando de mermelada. Le quito el sujetador pero no le puso mermelada.

RAQUEL: ¿No me pones mermelada aquí?
CRISTIAN: No es necesario poner mermelada ahí, porque tú ya estás buenísima. (Comienza a lamerle todo el cuerpo y le quita las bragas)
RAQUEL: (Le quita el calzoncillo) ¡Venga Cristian! ¡Ohh, ohh! ¡Síí!
CRISTIAN: Qué buena estas, dios…

Álvaro terminaba de escribir el anónimo y lo imprimió, entonces lo empezó a leer para ver si estaba bien.

ÁLVARO: “Raúl, sabemos lo que le hiciste a Lucía Alcázar. Si no quieres que las cosas empeoren, confiesa ahora que estás a tiempo”
IXCHEL: Nos va a tomar por el pito del sereno…
ÁLVARO: ¿Por qué? Si él hizo lo que creemos, no se andará con tonterías.
IXCHEL: ¿Y por qué se lo diga un anónimo ya va a confesarlo todo?
ÁLVARO: Bueno pues entonces, ¿qué hacemos?
IXCHEL: Da igual, déjalo así. Pero, ¿y cómo hacemos que lo vea? ¿Dónde se lo ponemos? 
ÁLVARO: Pues… Mañana con todo el lío de las notas perderá de vista su maletín…
IXCHEL: Pero si no se separe de él ni para cagar. Más que un maletín parece una lapa.
ÁLVARO: Que sí, que seguro que tenemos una oportunidad. Y si no pues en el parabrisas de su coche.
IXCHEL: No se, es que se te ocurren cosas muy raras. A mí no me convece…
ÁLVARO: Mira tía, haz lo que quieras. Si todo te va a parecer mal yo me piro. (Coge su chaqueta y sale dando un portazo)
IXCHEL: (Después de que se vaya) Se dice adiós…


Pasa la noche, es la entrega de notas. Todos los alumnos del Zurbarán acuden a sus clases para recibirlas, todos los profesores de 2º de Bachillerato están allí. Manuel comienza a decir unas palabras.

MANUEL: Muy buenos días, finaliza el primer trimestre de este segundo curso de bachillerato, y por ello os vamos a dar los resultados de vuestros estudios para los que halláis estudiado y de vuestros fracasos para los que no han movido un dedo. Nuria y Aurora os irán llamando para dároslas, mientras tendréis que esperar.
IXCHEL: (A Álvaro) ¿Y Raúl?
ÁLVARO: (A Ixchel) Pues no sé, pregunta.
RAÚL: (Entra por la puerta sofocado) Perdonar el retraso, es que el autobús sale un poco tarde.
ÁLVARO: (A Ixchel) Ha venido con autobús… a ver donde le dejamos ahora la notita…
IXCHEL: (A Álvaro) Se lo dejaremos en su cartera.
RAQUEL: (Cogida de la mano de Cristian se levantan) ¿Podemos decir algo?
MANUEL: (Extrañado) Sí… Claro.
RAQUEL: A ver… queremos hacer pública la relación que llevo con Cristian.
KEVIN: ¡¿Con el drogadicto?! Jajaja, vamos no me jodas.
MANUEL: ¿Perdón, Kevin?
CRISTIAN: Imbécil…
MANUEL: Sentaros.
MARINA: ¿Puedo decir algo?
MANUEL: ¿Pero qué pasa hoy? Sí, claro que puedes…
MARINA: Sólo deciros que Mateo, mi novio se ha matriculado a este instituto, y al parecer irá a esta clase.
AURORA: Eloy Ramírez Aleja, por favor ven.
ELOY: (Borde) ¿Qué?
AURORA: ¿Cómo que qué? Ven a buscar las notas…
KEVIN: Pobre viudito…
JUDITH: Calla imbécil.
KEVIN: (A Judith) ¿Y a ti que te pasa?
JUDITH: (A Kevin) Ladrón de mierda…
KEVIN: (A Judith) ¿Qué dices?
JUDITH: (A Kevin) A la salida, vienes conmigo.

Finalizaba lo que era el último día de clase del año y todos los alumnos, impacientes por ver lo que había dentro de esos sobres comenzaron a abrirlos a pesar de que debían de hacerlo en casa. Algunos tuvieron gratificantes sorpresas por su duro estudio y otros disgustos que deberían de esperar por su poco estudio.

Judith muy enfadada llevó a Kevin hacia un banco de al lado del Zurbarán.

JUDITH: El otro día vi el mensaje que te dejó tu padre en el móvil…
KEVIN: (Haciéndose el loco) Pero… ¿Pero qué dices?
JUDITH: Por lo menos admítelo… ¡¿Por qué me has quitado 200 euros?!
KEVIN: (Mintiendo) No sé de qué me hablas…
JUDITH: (Saca el móvil y busca el mensaje del padre de Kevin) De esto te hablo, de esto. (Le muestra el mensaje)
KEVIN: Judith, entiéndeme…
JUDITH: No, no consigo entender como tú, la única persona que creo que me quiere es capaz de hacer eso… ¡No es por el dinero! ¡Es por el hecho de que me has estado engañando y utilizando todo este tiempo!
KEVIN: Mi padre…
JUDITH: ¡¿Tu padre qué?! ¿No tenía tanto dinero?
KEVIN: La empresa de mi padre está pasando por apuros económicos desde hace meses. En un acto de desesperación, le pidió un préstamo a unos tíos que no son de fiar. Ahora sus beneficios no han aumentado y tiene que devolverles la pasta. Me la pidió a mí, pero me gusté gran parte de lo que tenía en aquella pulsera que te compré cuando nos reconciliamos.
JUDITH: ¡Ya, pero es que no consigo entenderlo!
KEVIN: Ni yo, no sé como fui capaz…
JUDITH: (Lloró) Kevin, ¿tú me quieres?
KEVIN: (La cogió de las manos) Claro que te quiero, pero tienes que entenderme, mañana si quieres te compro un reloj de 200 euros para que pongas celosas a todas las del insti, pero ahora no me dejes, por favor…
JUDITH: (Se quitó las lágrimas) ¡No! Estoy harta de tanto dinero, parece que nuestra relación se centre en lo material y no en el amor, como debería ser…
KEVIN: Venga, esta noche te vienes a mi casa y preparo una cena romántica, ¿te parece bien?
JUDITH: No. Kevin, no me parece bien… Ya no.
KEVIN: (La volvió a coger de las manos) Por favor, perdóname.
JUDITH: (Le susurró) Le vas tomar el pelo a otra. (Se fue llorando)

Ixchel y Álvaro iban deambulando por los pasillos del instituto ya que se habían quedado dentro de él para poderle dar el anónimo a Raúl.

IXCHEL: (En voz baja) Mira, están todos ahí en el despacho.
ÁLVARO: (En voz baja) Anda que… tanto chocolate y tanta cosa y a nosotros no nos dan nada…
IXCHEL: (Subió la voz) ¡¿Quieres callarte?!
ÁLVARO: (En voz baja) Shhh, creo que vienen. (La coge de la mano y la lleva a una esquina)
RAÚL: Entonces esta noche… ya sabes.
NURIA: Sí… (Le besa) 
IXCHEL: Me gustaría ser ella…
ÁLVARO: (Sorprendido) ¡¿Te gusta Raúl?!
IXCHEL: (Lo ignora) Mira, no lleva la cartera, quizá se la haya dejado en el despacho.
ÁLVARO: Pues tendremos que esperar a que todos salgan…
MANUEL: (Sale con Héctor y Aurora) Venga, vamos a tomarnos algo para celebrar que estaremos unas semanas sin estos bichos…
AURORA: Tampoco es para tanto, jajaja.
HÉCTOR: Yo mientras esté a las diez y nueve minutos camino a casa contento.
ÁLVARO: (A Ixchel en voz baja) Anda que no es perfeccionista el tío ni nada…
IXCHEL: Vamos, no creo que tarde en darse cuenta de que le falta la cartera.

Ixchel y Álvaro entraron sigilosamente al despacho del director y comenzaron a buscar la cartera de Raúl.

IXCHEL: Aquí está.

Raúl salía por la puerta con Nuria, se dio cuenta de que le faltaba la cartera.

RAÚL: La cartera, me la he dejado.
NURIA: Pues venga, que Manuel cerrará la puerta ahora mismo.
RAÚL: (Corrió hacia Manuel) ¡¡Manueeel!! ¡¡No cieerreees!!
MANUEL: Tranquilo, si aún no he cerrado…
RAÚL: (Sofocado) Gracias, espera un momento que coja la cartera, que me la he dejado.

Ixchel estaba terminaba de meter la nota en la cartera, pero empezó a oír unos pasos, cogió de la mano a Álvaro y se escondieron dentro del armario.

RAÚL: Madre mía que cabeza la mía… (Coge la cartera y se va)

Ixchel y Álvaro oyen que Raúl se ha ido y ellos salen del armario.

IXCHEL: Hala, ya hemos salido del armario…
ÁLVARO: Ahora podremos entender mejor a Eloy.
IXCHEL: Déjate de broma, por fin lo hemos hecho.
ÁLVARO: (Se quedó mirando a Ixchel) Esto…
IXCHEL: (Coge su dedo y lo lleva a los labios de Álvaro) Shhh, no hace falta que hables, tu cuerpo habla por sí mismo. (Le besa) ¿Te apetece hacerlo aquí? A mí me da mucho morbo…
ÁLVARO: (Nervioso) Esto… claro… ¿Por qué no? ¿Empiezas tú o yo?
IXCHEL: Joder tío, parece que no lo hayas hecho nunca. ¿No serás vir…?
ÁLVARO: (Nervioso) ¿Virgen? Que va…
IXCHEL: Pues entonces, venga, desnúdame, que quiero que tomes la iniciativa.
ÁLVARO: (Le desabrocha los botones de la camisa lentamente) 
IXCHEL: ¡¿Quieres hacer el favor de hacerlo más rápido?!
ÁLVARO: Ixchel…
IXCHEL: ¡Vamos!
ÁLVARO: Ixchel, soy virgen… No he follado en mi vida.
IXCHEL: ¡¿Qué me estás contando?! ¡Me has puesto calentísima! Aquí y encima con uno que es virgen…
ÁLVARO: ¿En serio?
IXCHEL: Sí, venga, lo hago yo todo.

Nuria y Raúl iban acompañándose a sus respectivas casas, Raúl despidió a Nuria.

NURIA: Gracias por traerme y hasta Enero, que yo me iré de vacaciones con mi familia.
RAÚL: De nada cariño. (La besa) Te echare mucho de menos, espero que me mandes alguna postal.
NURIA: Por supuesto, a ti la primera. Bueno, adiós que Aurora llegará pronto.
RAÚL: Hablando del Rey de Roma…
AURORA: (Llega a casa de Nuria) Por la puerta asoma, Jajaja.
MANUEL: Jajaja, bueno, yo ya me tengo que ir.

Todos se despidieron, se dieron unos besos y se fueron para sus casas. Raúl cogió su coche y fue dejar su maletín en la parte de atrás, cuando éste se cayó y se abrió. Todos los papeles cayeron al suelo y el profesor de arte se agachó para recogerlos. Entre ellos pudo ver un papel que no había visto nunca… Lo cogió y lo leyó con curiosidad: “Raúl, sabemos lo que le hiciste a Lucía Alcázar. Si no quieres que las cosas empeoren, confiesa ahora que estás a tiempo” Raúl se quedó boquiabierto y un sentimiento de furia le hizo dar un gran puñetazo contra la parte de arriba del coche.

1x09 "Seamos sinceros"

Las clases habían comenzado, y todos los pasillos del Zurbarán se encontraban en silencio. Todos menos uno, el de Bachillerato, donde los alumnos de 2ºA estaban armando escándalo ya que estaban sin profesor. De repente, Nuria entró por la puerta y todos volvieron a sus asientos.

NURIA: Perdonad la tardanza, es que… (Sonrió) bueno, seamos sinceros, me he dormido.
ÁLVARO: Ah, muy bonito y cuando nosotros llegamos tarde nos castigáis.
NURIA: Sí, pero es que lo mío ha sido una cosa puntual y lo vuestro habitual.
ÁLVARO: Oye, pues si tenemos que ir al médico por la mañana, ¿qué le vamos a hacer?
NURIA: Ya, os creéis que somos tontos, ¿no? Pero si os vemos fumando todas las mañanas, con vuestros amigos en el parque que está al lado del instituto. Anda, sacad los libros.
RAQUEL: Bueno, ¿y tú qué tal con Mateo? ¿Al final hablasteis?
MARINA: (Bostezó) Sí, nos tiramos hablamos hasta las dos de la mañana, por lo menos.
RAQUEL: Ah, ¿sí? Cuánto me alegro.
MARINA: ¿Te alegras de mi falta de sueño?
RAQUEL: No, mujer. De que por fin hayáis hablado. ¿Qué te dijo?
MARINA: Pues que lo estaba pasando muy mal y que me echaba mucho de menos. Y me derrumbé, y lloré, y el lloró, los dos lloramos. Al final nos perdonamos mutuamente y me dijo que hoy vendría aquí a darme una sorpresa.
RAQUEL: Pues yo estoy genial con Cristian. Desde aquella noche que tuve que ir a ayudarle, no hemos parado de hablar a todas horas.
MARINA: ¿Pero estáis saliendo?
RAQUEL: Sólo nos falta admitirlo. Jejeje.
NURIA: Shhh, silencio chicas. A ver, ¿hicisteis el trabajo que os mandé? El de los amigos verdaderos. (Nadie levantó la mano) Vaya tropa… Luego querréis aprobar en Septiembre… ¿O a lo mejor es que no lo habéis hecho porque preferís seguir engañándoos a vosotros mismos?
JUDITH: ¿Cómo? (A sus amigas) A ésta se la va la pinza…
NURIA: Estoy segura de que tenéis muy pocos amigos, o incluso ninguno.
KEVIN: Sabrás tú, no te jode.
NURIA: Oye, yo intento hacer las clases más amenas por vosotros, pero con respeto, eh. Pues eso, que como mucho tenéis compañeros y conocidos. La verdadera amistad es algo muy difícil de conseguir. Hace falta mucha fuerza de voluntad para mantener una verdadera amistad.
MARINA: No estoy de acuerdo. Yo tengo amigos que me quieren de verdad.
JUDITH: Uy sí, vamos… Ya te gustaría a ti tener la mitad de amigos que tengo yo.
MARINA: Será por lo mucho que te aprecian…
NURIA: Seamos sinceros, en este mundo, las personas sólo tienen un verdadero amigo: nosotros mismos.



En el despacho de dirección, Héctor y Manuel charlaban mientras tomaban un café.

MANUEL: ¿Y tú qué tal vas con tu pierna?
HÉCTOR: Mejor, si no, no estaría aquí.
MANUEL: Jaja. También es verdad. Oye, ¿y cómo es eso de que te ha estado cuidando la de historia?
HÉCTOR: Nada, que me debía un favor y se ha prestado a ayudarme.
MANUEL: Vaya relación profesional que tenéis.
HÉCTOR: Es maja. Está un poco ida, en el buen sentido, pero es graciosa. (Nervioso) ¿No piensas ordenar todos esos papeles? Me estoy poniendo nervioso sólo de verlos…
MANUEL: Vaya, veo que lo tuyo no tiene cura… (Los recogió) ¿Te has enterado de que Nuria está con el de arte?
HÉCTOR: (Cabizbajo) Sí…
MANUEL: ¿Qué pasa? A ti te gusta un poco, ¿no?
HÉCTOR: No te creas, yo sólo quería ser amable con ella.
MANUEL: Ya, ya… Qué mal mientes. Anda, vete terminando que nos toca dar clase.

Un rato después, Judith y Kevin se estaban enrollando en las escaleras.

KEVIN: ¿Qué te pasa?
JUDITH: Nada, la idiota de filosofía…
KEVIN: ¿Otra vez estás así por lo de los amigos? Tú no la hagas ni puto caso y ya está.
JUDITH: Bueno, no es sólo eso. Es que me ha desaparecido dinero de la hucha y como se enteren mis padres…
KEVIN: ¿Y quién te lo ha quitado?
JUDITH: ¿Te crees que si lo supiera no lo habría recuperado ya? Eran casi 200 euros…
KEVIN: Igual lo has puesto en otro sitio. Tú eres muy despistada.
JUDITH: Di que sí, tú remátalo. Anda, déjame.
KEVIN: Pues nada…
JUDITH: ¡Es que no entiendo por qué tiene esa tía que decirme si yo tengo amigos o no!
KEVIN: Joder Judith, no te pongas así por eso, que es una gilipollez. ¿Tú te crees que yo estoy contigo por lo que tienes? Pues no. Más que nada porque mis padres no están mal de dinero, precisamente… Jeje. Yo te quiero por cómo eres.
JUDITH: (Le besó) Sólo te ha faltado el “y por cómo soy yo cuando estoy contigo” Anda bobo, vamos a la cafetería que te invito a algo. Paso de literatura…

Raúl entró en el instituto con su mochila en la mano y Nuria corrió a recibirle.

NURIA: Mira, me tienes aquí como a una adolescente.
RAÚL: (La besó) ¿Qué tal, preciosa?
NURIA: Pues salvo porque me he dormido esta mañana, todo muy bien. ¿Y tú?
RAÚL: También, todo como siempre. ¿Tienes algo que hacer a la salida?
NURIA: No, la verdad es que no.
RAÚL: Pues entonces te vienes a comer a casa. Voy a preparar pasta a la boloñesa, a ver qué tal me sale.
NURIA: Uy, eso no me lo pierdo. Jeje.

Pasaron por delante de Álvaro, que estaba dejando algunas cosas en su taquilla. Ixchel se acercó a él.

IXCHEL: Vaya par de tortolitos…
ÁLVARO: Sí, pues que se ande con ojo ella. A mí ese tío me sigue dando mala espina.
IXCHEL: Y dale con la cantinela. ¿Y eso por qué? Ya descubrimos lo que le pasó. Ya está todo averiguado.
ÁLVARO: No, estoy seguro de que no. Ése esconde algo más y pienso averiguarlo.
IXCHEL: Ay hijo, cuando te da la vena de espía… ¿Tienes la licencia para matar? Jajaja.
ÁLVARO: Tú ríete, me da igual. Pienso averiguar lo que pasó con o sin tu ayuda. (Se va)
IXCHEL: ¿Pero a dónde vas? Anda, espérate. ¿Y cómo piensas hacerlo?
ÁLVARO: Mirando en su ordenador. Seguro que esconde algo.
IXCHEL: Pues ya me dirás cómo vas a conseguirlo, si no se separa de él ni un segundo…
ÁLVARO: Han dicho que van a ir a comer a su casa luego. Pues nos metemos en su coche y que nos lleven.
IXCHEL: Tú estás mal. Pero que muy mal…

Marina esperaba sentada en el banco que estaba junto a la entrada del instituto a que llegara Mateo cuando alguien la sorprendió tapándole los ojos.

MATEO: ¿Quién soy?
MARINA: (Se hizo la interesante) No sé, no sé… ¿Brad Pitt?
MATEO: (Se sentó junto a ella) No, mejor, soy tu novio. (Se besaron cariñosamente) ¿He tardado mucho?
MARINA: No, pero date prisa que tengo literatura. ¿Qué me querías decir?
MATEO: Ah, nada importante. Que me vas a tener que dejar tus apuntes de clase para que me vaya poniendo al día.
MARINA: (Sorprendida) ¿Cómo?
MATEO: (Le enseñó un papel) He pedido plaza en tu instituto. A partir de ahora vamos a ir a la misma clase.
MARINA: (Alegre) ¡¿Qué?! ¡Ay, cariño! ¿Y eso? ¿Por qué lo has hecho?
MATEO: Pues porque me he dado cuenta de que tenías razón. Las de mi otro instituto eran unas cerdas y aunque no quisiera admitirlo… seamos sinceros, todas tonteaban conmigo para ponerte celosa. Así que para que se acaben los celos y veas que quiero estar contigo, me vengo aquí.
MARINA: (Comenzó a llorar de la alegría) Mateo…
MATEO: (Le susurró al odio) Te quiero.


Fue pasando el día y la última clase, la de historia estaba apunto de terminar.

AURORA: La crisis del Antiguo Régimen iniciada con las disputas en el reinado de Carlos IV, el motín de Aranjuez…
KEVIN: (A Álvaro) Sí, sí, disputas de Carlos IV… Que se preocupe primero de sus actos y luego de los demás. Yo no sé cómo tiene el valor de venir aquí después de haber atropellado a un profesor.
AURORA: ¿Perdón? ¿Qué has dicho, Kevin?
KEVIN: Que a ver si renovamos el carnet de conducir, que los años no pasan en vano…
AURORA: (Avergonzada) ¿Y eso a qué viene? Bueno, ya sabemos todos a lo que viene… ¡Fuera de clase!
KEVIN: (Con malicia) ¿Yo? ¿Por qué? Yo soy normal, no voy atropellando a mis compañeros de trabajo por la calle.
AURORA: (Se puso nerviosa) Bueno, sigamos con lo nuestro. (Se la cayó el libro y algunos se rieron de ella) Voy al baño un momento…
JUDITH: Tío, te has pasado con la pirada.
KEVIN: Que la den por culo. Me va a suspender la primera evaluación de todas formas. Jajajaja.

Aurora salió de clase y se encontró con Manuel en el pasillo.

MANUEL: Hola, Aurora.
AURORA: (Se abraza a él y empieza a llorar) ¡Soy una asesina!
MANUEL: Aurora, por dios. ¿Qué estás diciendo?
AURORA: Mi vida es una mierda. Casi mato al pobre Héctor, mi matrimonio ha sido una pérdida de tiempo y me temo que no voy a salir de este bache… ¡Nunca! Lo único que me consolaba era mi profesión y ya ni eso. Mis propios alumnos me acusan de lo que he hecho.
MANUEL: (Sin palabras) Qué… resumidito todo, ¿no? Oye, yo también pasé por una separación y créeme, llega un momento en el que lo superas. Ahora todo te puede parecer más difícil pero con el tiempo cambiará.
AURORA: ¿A peor?
MANUEL: No, mujer. A mejor. Seguro que encuentras a alguien te da lo que necesitas.
AURORA: (Extrañada) ¿Que me da lo que necesito?
MANUEL: Cariño, quiero decir.
AURORA: ¿Me invitas a un café?
MANUEL: Pero… ¿No estabas dando clase?

Sonó el timbre y Aurora pegó un brinco del susto.

AURORA: No, ya no.
MANUEL: Pues venga, que te invito.

A la salida, Eloy salió el primero de clase y oyó cómo unos chicos hablan de su amigo Jorge y de cómo murió. Intentó no derrumbarse pero no pudo y se metió al baño de los chicos. Judith le vio y le siguió.

JUDITH: (Llamó a la puerta) ¿Se puede?
ELOY: Creo que te has equivocado de baño.
JUDITH: (Se arregló el pelo frente al espejo) ¿Te vas a poner a llorar cada vez que te mencionen a tu amado?
ELOY: ¿Tienes algo que decir de él?
JUDITH: Es que no entiendo a qué cojones estáis jugando todos. Si ese niñato quiso quitarse de en medio, pues ya está.
ELOY: No tienes respeto por nadie…
JUDITH: Oye, chaval, no te confundas. Por mucho que le quisieras, te recuerdo que cuando le confesaste la verdad te mandó a la mierda. Yo también estuve aquella noche en el Orfeo y escuché toda la mierda que te soltó por esa boca.
ELOY: Estaba nervioso… Fue mi culpa.
JUDITH: ¿Qué? Mira, siendo sinceros, tú eres gilipollas. No quiero que pienses que te estoy apoyando ni nada por el estilo pero te voy a dejar clara una cosa. Vosotros fuisteis amigos durante mucho tiempo, pero cuando se descubrió la verdad, todo cambió. Jorge se olvidó de vuestra amistad y sólo pensó en él y en que no le mancharas la camiseta con tu purpurina de marica. Se comportó como un cabrón, dejándote solo cuando más le necesitabas. Te humilló delante de todos y te demostró que no era tu amigo. Sintió asco, lástima de ti. Pero el niño decide mezclar lo que no debe y la muerte se lo lleva al otro barrio. Y pasa de ser un capullo a un ángel. Todos le adoran, todos le echan de menos… Se ganó un falso amor que nunca consiguió estando vivo. No me alegro de lo que le pasó, pero no creo que debamos tratarle como si de un dios se tratase. Y mucho menos tú. (Salió del baño) Tú sabrás lo que haces, Eloy.

Eloy no puedo responder a la joven. Sus palabras le habían llegado a lo más profundo de su ser y habían despertado en él algo que le hizo cambiar de parecer.

En el aparcamiento, Álvaro e Ixchel esperaban a que Raúl y Nuria llegasen para poder entrar en el coche.

IXCHEL: Nos van a pillar. Y me voy a reír en tu cara.
ÁLVARO: ¿Quieres callarte? Si no quieres hacer esto, vete.
IXCHEL: No, si a mí… Ya ves tú, no tengo nada mejor que hacer.
ÁLVARO: Ahí vienen. Agáchate.
RAÚL: (Abrió el coche) Qué hambre tengo.
ÁLVARO: (Tiró una piedra contra otro coche) Corre, eso les distraerá, entra ahora.
IXCHEL: (Se metieron en los asientos de atrás) No hagas ruido.
RAÚL: (Entró al coche) Se habrá caído alguna piña.
NURIA: (Se sentó junto a él) ¿Dónde dejo el abrigo?
RAÚL: Atrás, con mi mochila.
ÁLVARO: (Susurró) Cuando dejen aquí el ordenador, lo cogemos y pasamos los datos a este pendrive.
IXCHEL: No, si vienes preparado… Madre mía… Corre, cógelo sin hacer ruido.
ÁLVARO: Shhh. Ayúdame a sacarlo de la mochila.

Kevin acompañaba a Judith hacia su casa mientras charlaban cogidos de la mano.

KEVIN: Espera, voy a pasar al baño de ese bar. Te dejo aquí la mochila.
JUDITH: Date prisa que tengo hambre.
KEVIN: Que sí.

Kevin cruzó la calle hasta llegar al bar y Judith se quedó sentada en un banco. Algo sonó dentro de la mochila de su novio y ésta la abrió para ver qué era. Había llegado un mensaje de voz al móvil de Kevin de parte del padre de éste. La joven, por curiosidad, lo abrió y escuchó lo que decía con voz nerviosa: “Hijo, ¿qué tal? Oye, hoy tienes que venir rápido a casa, necesito que me des esos 200 euros ahora mismo. Ya te lo explicaré más tranquilamente”. Judith se dio cuenta de que su chico era el que le había quitado el dinero que la faltaba. ¿Y si en verdad estaba con ella por el interés? Ahora, las cosas se habían puesto aún más feas.


En casa de Raquel, alguien llamó al timbre.

RAQUEL: ¡Ya voy yo, papá!
MIGUEL: Vale, hija…
RAQUEL: (Abrió la puerta) Hola.
CRISTIAN: Hola. (Se dieron dos besos) ¿Puedo pasar?
RAQUEL: Claro, claro, pasa. Vente a mi habitación, ya tengo todo preparado. (Abrió la puerta del salón) Papá, ha venido el amigo al que estoy enseñando inglés. No nos molestes y si quieres algo llama antes de entrar.
MIGUEL: ¿Amigo?
RAQUEL: Sí, papá… Un amigo. (Se fue)
MIGUEL: (Desconfiado) Vale, vale…

Raquel entró a su dormitorio, donde Cristian ya se había puesto cómodo en la cama.

RAQUEL: Oye, estamos aquí para estudiar.
CRISTIAN: Bueno, hay tiempo para todo, ¿o no? (La sentó sobre sus piernas) ¿Qué tal?
RAQUEL: (Sonrojada) Bien…
CRISTIAN: (Le besó detrás de la oreja) ¿Te gusta?
RAQUEL: (Se dejó llevar) Sí… (Se dio la vuelta y le besó en los labios)

Cristian le devolvió el beso y ambos se tumbaron sobre la cama. Se olvidaron de todo lo demás y comenzaron a besarse apasionadamente.

Eloy miraba desde su habitación cómo habían empezado a poner los adornos navideños por las calles de Madrid. Aquello despertó en su mente recuerdos de tiempos mejores…

Un año antes…

Eloy y Jorge paseaban por una de las calles del centro de Madrid. La noche estaba muy animada, ya que era la primera del año. Las luces navideñas le daban un aspecto mágico y divertido al lugar. Todo el mundo reía, corría, hacía ruido con sus matasuegras y sus panderetas mientras disfrutaba del año nuevo con sus familiares y amigos.

ELOY: Vaya ambiente, eh.
JORGE: Ya te dije que estas calles en Nochevieja eran una verdadera locura. Jajaja.
ELOY: Oye, ¿y no tienes frío? Yo estoy helado.
JORGE: Ven, te voy a enseñar una cafetería a la que iba yo con mi familia de pequeño. Tienen unos churros que están buenísimos.
ELOY: (Tiritando) Y los churros en año nuevo no pueden faltar, jeje.
JORGE: ¿Pero tanto frío tienes? Anda, toma mi abrigo, que yo llevo la camiseta y una chaqueta. (Se lo puso por encima)
ELOY: No te preocupes, a ver si ahora te vas a constipar tú…
JORGE: Que va. Yo no tengo tanto frío. Venga, que ya llegamos.
ELOY: (Sonrió) Gracias…
JORGE: (Le frotó la espalda con la mano para que entrara en calor) De nada.

Presente…

Eloy cerró las cortinas de su habitación y se dirigió al espejo, donde se miró fijamente. Sus ojos estaban vidriosos, pero antes de que derramaran una sola lágrima, los secó con su camiseta. Estaba harto de que cada vez que veía su rostro, se le llenara la cabeza de sentimientos de tristeza, impotencia e incluso asco. Aquella sería la última vez que llorara por un falso amigo. Un amigo con el que compartió momentos inolvidables pero que le traicionó cuando más le necesitaba. Había llegado el momento de cambiar, de sacar las garras y de defenderse.

El coche de Raúl entró en el garaje de su edificio. Una vez hubieron llegado a la plaza de aparcamiento, ambos se bajaron del vehículo. Álvaro e Ixchel aprovecharon la ocasión y salieron corriendo antes de que pudieran verles. Su profesor de arte se alarmó al ver correr a dos personas en medio de la oscuridad del garaje.

RAÚL: ¿Quién coño eran esos?
NURIA: No lo sé, pero parecían haber estado aquí, cerca del coche…

Los dos jóvenes salieron sin ser vistos hasta la calle, donde se sentaron en un banco.

ÁLVARO: Ufff… Por los pelos…
IXCHEL: La madre que te parió. ¡No vuelvo a hacerte caso! Si nos llegan a pillar…
ÁLVARO: Pues a mí esto me pone. Jajaja. ¿Vamos a tu casa, que está más cerca que la mía?
IXCHEL: No voy a hacer nada contigo, imbécil.
ÁLVARO: A ver lo que he copiado en el pendrive, quiero decir.
IXCHEL: Ah, vale… Pero venga, antes de que lleguen mis padres.

Veinte minutos después, llegaron a casa de la joven y encendieron su ordenador. Metieron el pendrive y se dispusieron a ver qué había en su interior. Dentro de la carpeta de imágenes, había una carpeta sin título que sólo podía abrirse con una contraseña.

ÁLVARO: Mierda… No tenemos la contraseña.
IXCHEL: Lo dirás tú. Yo tengo un programa que adivina cualquier contraseña, por difícil que sea. ¿Cómo te crees si no que me metí en tu tuenti?
ÁLVARO: ¡¿Te has metido en mi tuenti?! Bueno, da igual. Venga, intenta conseguir la contraseña.
IXCHEL: No tiene una seguridad muy alta, así que no tardará mucho.
ÁLVARO: Bueno, me dirás que te lo has pasado mal, eh.
IXCHEL: Uy sí, vamos… Si nos hubieran visto seguro que no te reías tanto. Qué malote estás tú, últimamente…
ÁLVARO: Pero a ti eso te gusta, ¿no?
IXCHEL: Osea que es por eso por lo que estás así de temerario. Pues no te hagas ilusiones, majo. Jajaja.
ÁLVARO: Oye, otros se lo curran menos y bien que te los pasas por la piedra.
IXCHEL: (Le dio una bofetada) Pero qué cerdo eres.
ÁLVARO: Como si no tuviera razón… Bueno, ¿está eso ya o qué?
IXCHEL: 97%... 98%... 99%... y 100% La contraseña es… “Delacroix”
ÁLVARO: ¿De la qué?
IXCHEL: Mira lo que hay dentro. Tiene una carpeta con fotos de la tía ésa…
ÁLVARO: Pincha ahí: Lucía Alcázar.
IXCHEL: Oye… Álvaro… Mira estas fotos…
ÁLVARO: Joder qué buena estaba. Vaya fotos le mandaba al profesor para ponerle cachondo.
IXCHEL: ¡Cállate! ¿Es que no lo ves? Mira qué cara tiene en las fotos. Está asustada… triste…
ÁLVARO: ¿Qué quieres decir? ¿Que la obligaba a hacerse esas fotos?
IXCHEL: No estaban saliendo. La chantajeaba sexualmente…

La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza. Debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Todos ocultamos algo a la gente que queremos, a nuestros amigos o incluso a nosotros mismos. Para superar nuestros problemas y seguir adelante, debemos ser sinceros. Siempre hay secretos que intentamos guardar, pero que tarde o temprano, cueste lo que cueste, y sin importar el precio, acaban saliendo a la luz.