1x06 "Las apariencias engañan"

La oscuridad se había adueñado del cielo de Madrid y las nubes habían comenzado a descargar la gran cantidad de agua que había en su interior. Álvaro e Ixchel se encontraban en casa de ésta, sentados frente al ordenador. El sonido de un trueno estremeció a la joven y su amigo se burló de ella.

ÁLVARO: ¿Te dan miedo las tormentas?
IXCHEL: Si lo que quieres es hacerte el machote y protegerme no voy a darte el placer.
ÁLVARO: Tienes de testaruda lo mismo que de guapa.
IXCHEL: No creas, las apariencias engañan. Puedo llegar a ser mil veces más testaruda…
ÁLVARO: Bueno, sigamos buscando lo de esta chica. Mira, ésta es la misma noticia que estaba leyendo Raúl.
IXCHEL: ¿De cuándo es?
ÁLVARO: Octubre del 2009.
IXCHEL: Aquí dice que era estudiante en el instituto de un pueblo situado a las afueras de Madrid. “Su cuerpo fue encontrado en el fondo de una laguna”.
ÁLVARO: “A simple vista no presentaba ningún signo de violencia, por lo que todo apunta a que murió ahogada”. “Por el momento sólo se habla de un posible culpable, su profesor de arte del instituto, presente en el momento de la muerte”.
IXCHEL: (Un escalofrío la recorrió el cuerpo) “Raúl Ugarte”…



En el bajo de la profesora de filosofía, Nuria y Aurora veían una película de terror mientras comían palomitas.

AURORA: La va a matar… la va a matar…
NURIA: Claro, es lo que pasa en todas las películas de miedo.
AURORA: ¡Pero aléjate de las escaleras que está subiendo!
NURIA: Es que ella no lo sabe.
AURORA: Que la va a pillar. Que la va a pillar. (Tiró las palomitas) ¡La pilló!
NURIA: ¡Si me comentas la película no tiene gracia!
AURORA: ¡Ay madre, cuánta sangre!
NURIA: Qué asco…
AURORA: Anda, pero si se nota que es Ketchup. Hablando de Ketchup, ¿preparo ya las hamburguesas?
NURIA: Espérate que ya está apunto de terminar.
AURORA: Pero si yo ya la he visto. Al final descubren que el asesino es el hermano del enterrador.
NURIA: ¿Y por qué quería matar a toda esa gente?
AURORA: Y yo qué se, pues para darle más trabajo al hermano.
NURIA: (Irónica) Da gusto ver películas contigo…
AURORA: (Sonrió) Claro que sí, ahora nos ponemos otra.

Sonó el timbre y Susana, la madre de Jorge, fue a ver quién era.

ELOY: Hola, soy Eloy.
SUSANA: ¿Eloy?
ELOY: Soy un amigo de Jorge, vamos juntos al instituto…
SUSANA: Oh, sí, es verdad, pasa, pasa. Jorge está en su habitación, iré a llamarle.
JORGE: No hace falta mamá, ya estoy aquí. ¿Nos puedes dejar solos?
SUSANA: Claro. Si queréis algo de comer he comprado…
JORGE: (La interrumpió) Que sí, gracias mamá.
SUSANA: (Se fue al salón) Pasarlo bien.
ELOY: ¿Por qué no respondes a mis llamadas?
JORGE: Estaba estudiando.
ELOY: ¿Y por qué no me haces caso en clase?
JORGE: Me gusta prestar atención.
ELOY: Jorge, déjalo ya. ¿Cómo necesitas que te diga que yo no he querido que pasara esto?
JORGE: Lo quieras o no ha pasado, y eso ya no lo puedes cambiar.
ELOY: Entonces, ¿ya no vas a volver a dirigirme la palabra?
JORGE: Necesito tiempo.
ELOY: (Ofendido) Tiempo… Como quieras.
JORGE: (Le acompañó a la salida) Nos vemos mañana.
ELOY: (Salió cabizbajo) Hasta mañana entonces…

Jorge cerró la puerta y se dirigió al salón, donde su padre leía el periódico sentado en el sillón.

FRANCISCO: ¿Era tu amigo el raro?
JORGE: Sí, era él…
SUSANA: ¿Por qué es raro? Yo no creo que sea raro.
FRANCISCO: Susana por favor, ese muchacho tiene más pluma que nuestra almohada.
SUSANA: ¿De verdad? Pobrecillo…
FRANCISCO: No me gusta que salgas tanto con él, hijo. ¿Es que no tienes más amigos?
JORGE: Sí, tengo muchos más amigos en el instituto. (Improvisó) Lo que pasa es que… le había llamado para que me trajera una cosa.
FRANCISCO: (Sonrió) Ah, bueno.

Aquella noche, entrada la madrugada, Raquel ojeaba un álbum de fotos que guardaba desde hacía tiempo bajo su cama. Recuerdos de tiempos mejores plasmados en un papel la hacían sentirse mejor. Echaba de menos los gestos de cariño entre sus padres, que desde hacía unos meses, habían desaparecido para siempre. En casi todas las fotos aparecían los tres juntos y con una gran sonrisa en la cara, vacaciones, cumpleaños, navidades, etc. Su padre entró en la habitación con una taza en la mano.

MIGUEL: ¿Aún estás despierta?
RAQUEL: (Volvió a guardar el álbum) No tenía sueño.
MIGUEL: Toma, te ayudará a dormir.
RAQUEL: (Cogió la taza) Gracias.
MIGUEL: Es tila, está caliente.
RAQUEL: Ya veo. (Le dio un beso) Gracias, papá.
MIGUEL: ¿Quieres… hablar?
RAQUEL: No, creo que ya tengo algo más de sueño.
MIGUEL: De acuerdo. Que duermas bien.
RAQUEL: Igualmente.

Al día siguiente, los chicos de segundo de bachillerato calentaban sus músculos en el gimnasio del instituto.

JUDITH: ¿Has oído lo del nuevo local que van a abrir esta noche?
IXCHEL: (Distraída) Sí, algo he oído…
JUDITH: Adivina quién tiene entradas para la zona VIP.
IXCHEL: No sé, ¿las hijas de Zapatero?
JUDITH: ¿Qué? No. Bueno, a lo mejor sí, pero yo me refería a mí. ¿Te pasa algo?
IXCHEL: Qué va. Espérate un momento que voy a hablar con Álvaro.
JUDITH: (Extrañada) Vale…

Al verse sola, Judith corrió a hablar con otro grupo de chicas a las que conocía.

JUDITH: Hola chicas, ¿qué tal?
EVA: (Sin hacerla caso) Bien, bien.
JUDITH: (Se percató de que no la estaban haciendo caso) ¿A que no sabéis quién tiene entradas VIP para la inauguración del Orfeo?
BERTA: ¡¿Tienes entradas?! Tía, qué fuerte.
EVA: (Sonrió) Eres la mejor, eh.
JUDITH: Jajaja. Gracias, gracias.

A pocos metros de ellos, Ixchel se sujetaba en el hombro de Álvaro mientras se estiraba.

IXCHEL: ¿Has buscado algo más sobre el tema de Raúl?
ÁLVARO: Estuve mirando un par de noticias más y según decían, Raúl fue culpado del asesinato. Pero después contó su versión sobre lo que pasó y el juez le declaró inocente y quedó en libertad.
IXCHEL: ¿Y qué fue lo que les dijo?
ÁLVARO: A lo visto, alumna y profesor estaban manteniendo una relación sentimental desde hacía unos meses. Se querían mucho pero sabían que la gente no aceptaría la relación, por lo que prefirieron mantenerlo en secreto. Aquella tarde quedaron para visitar aquel bosque, ella se subió a una roca para que él le hiciese una foto, se ve que se resbaló sin querer y cayó a la laguna. Raúl no llegó a tiempo para salvarla y murió ahogada.
IXCHEL: Joder, qué mal rollo…
ÁLVARO: Ya ves. A mí que me caía mal el de arte y al final me va a dar pena y todo.
IXCHEL: Bueno, pues ya está, tema zanjado.

Acabada la clase, los alumnos se fueron a cambiarse a los vestuarios. Jorge se estaba duchando cuando vio que Eloy se le acercaba. Corriendo, se puso la toalla y se sentó en uno de los bancos.

JORGE: ¡¿Qué quieres ahora?!
ELOY: ¿Qué? Yo no te he dicho nada.
ÁLVARO: Uy… ¿Peleilla de enamorados?
KEVIN: Jajaja. ¿Para cuándo la boda?
JORGE: (Susurró) Imbéciles…
KEVIN: ¿Qué has dicho?
JORGE: Nada.
KEVIN: (Le empujó) Que no se te suban los humitos, eh.
ÁLVARO: Eso, mariposón. Anda, vámonos.
KEVIN: (Con risa burlona) Patéticos…

Kevin, Álvaro y el resto de los chicos salieron del baño entre risas y burlas. Jorge se levantó del suelo dolorido por el golpe.

ELOY: ¿Estás bien?
JORGE: ¡¿A ti qué te parece?! ¡Pues no, no estoy bien y tú tienes la culpa!
ELOY: Pero Jorge…
JORGE: ¡¿Vas a decir algo nuevo?! ¡No! ¡Pues cállate y déjame en paz! (Cogió sus cosas y se marchó)


Durante su tiempo de descanso, Marina, Eloy y Raquel charlaban sobre sus cosas sentados en la escalera.

ELOY: Y claro, los otros ya han terminado de ponerle la guinda al pastel, y Jorge ha reventado.
MARINA: Pues nada, si no quiere cambiar de idea, que le den.
ELOY: ¿Tú qué tal con Mateo?
MARINA: Pues nada, sigue en “pause” la relación. Pero no hablemos más de amores, esta noche se inaugura el Orfeo.
RAQUEL: ¿El qué?
MARINA: Una discoteca nueva que van a abrir por el centro. ¡Es moderna, está llena de tíos buenos y nosotros vamos a ir! Un amigo mío ha conseguido un puesto de guardia de seguridad allí y si le hago un poco la pelota seguro que nos cuela.
RAQUEL: Pfff… qué pereza…
MARINA: ¡Aquí no hay pereza ninguna! Esta noche nos vamos los tres a ligar como que me llamo Marina. Bueno, ligáis vosotros, yo sólo tonteo.
ELOY: ¿Los tres solos? Qué sosos…
MARINA: Pues hablamos con Jorge para que se venga también.
ELOY: No sé yo si le va a hacer mucha gracia…
RAQUEL: Tranquilo, nosotras le convencemos.
MARINA: (Bromeó) Claro que sí, lo mismo con un par de copas te ve hasta guapo. 

Pasaron las horas y acabado su horario de trabajo, Aurora y Nuria salieron de la sala de profesores.

NURIA: Tenemos que ir a devolver las películas que alquilamos el otro día.
AURORA: ¿Ahora? Es que necesito pasar al baño…
NURIA: Pues pasa.
AURORA: Ay no, no. A mí es que me da mucho asquete hacer mis cosas fuera de casa.
NURIA: Bueno, pues vete yendo a casa. Yo voy a devolverlas y cuando acabe me cojo el autobús.
AUORA: Vale. Me voy porque no llego. Hasta luego.
NURIA: Adiós.

Aurora se fue corriendo con los pies juntos hacia el aparcamiento. Nuria se acordó que se había dejado encendido su ordenador y subió a apagarlo. Cogió el ascensor, donde se encontró con Raúl.

RAÚL: ¿No te ibas?
NURIA: Es que me he dejado el ordenador encendido. (Le dio al botón de la tercera planta)
RAÚL: Te acompaño, si quieres.
NURIA: No hace falta…
RAÚL: No te preocupes, no tengo prisa.

De repente, el ascensor se paró en seco entre la primera y la segunda planta.

NURIA: ¿Hemos llegado?
RAÚL: No. Creo que esto se ha quedado parado…
NURIA: ¿Qué? Ay dios, que yo soy claustrofóbica.
RAÚL: No te preocupes, le doy a la alarma y en seguida vienen a sacarnos.
NURIA: ¿Pero quién va a venir a estas horas? ¡Si se han ido todos a casa!
RAÚL: Que no, que el conserje se tiene que quedar hasta que se hayan ido todos.
NURIA: (Se sentó en el suelo) Madre mía…

Cristian y Raquel habían empezado ya las clases particulares de inglés en casa de ésta.

RAQUEL: A ver, ¿ya has traducido las frases?
CRISTIAN: Sí, pero a saber…
RAQUEL: ¿Pero qué traducción es ésta? Estás más verde de lo que yo creía.
CRISTIAN: (Bromeó) Oye, ¿y qué tal se te da el “francés”?
RAQUEL: Pues no sé, ni bien ni… Un momento, ¿tú te estás refiriendo al otro francés?
CRISTIAN: Jajaja. Pues cuando quieras, lo pones en práctica...
RAQUEL: Mira que eres cerdo, eh.
CRISTIAN: Joder, qué sosa eres, ¿no?
RAQUEL: ¿Ah sí? Pues ala, se acabó la clase de hoy. Tira para tu casa que tengo muchas cosas que hacer. (Le guió hasta la salida)
CRISTIAN: ¿Y no me puedo quedar otro ratito más? Si quieres podemos hacer algo más divertido. Jajaja.
RAQUEL: (Le sacó fuera) ¡Que te vayas! (Dio un portazo)

Estaba claro que Cristian era un rebelde, pero con buen corazón. O al menos eso es lo que creía Raquel. No sabía por qué pero cada vez que estaba junto a él, sentía una extraña sensación en el estómago, que a su vez, la hacía sentirse realmente bien. No la gustaba el rollo cursi, pero por llamarlo de alguna manera… sentía “mariposas en el estómago”.

Mientras tanto, Nuria y Raúl seguían encerrados en el ascensor del instituto.

RAÚL: Inspira… Expira… Inspira… Expira…
NURIA: Dale otra vez al botoncito, anda.
RAÚL: (Le dio a la alarma) ¿Jugamos a algo? Veo, veo.
NURIA: Mira, yo tengo una con la “N” ¡Nada!
CONSERJE: (Desde fuera) ¿Hola?
RAÚL: Hola. Verá, es que nos hemos quedado encerrados.
CONSERJE: No se preocupen, voy a por las herramientas necesarias y en una hora estáis fuera.
NURIA: ¡¿Cuánto?!
CONSERJE: (Bromeando) Era broma, en menos de media hora he terminado. Ahora vuelvo.
RAÚL: Pues nada, a esperar. (Miró a Nuria)
NURIA: ¿Qué pasa?
RAÚL: Estás muy guapa.
NURIA: No empieces…

Sin darse ni cuenta, Nuria se encontró frente a Raúl, que se había abalanzado sobre ella para besarla. Se miraron unos segundos y la joven profesora de filosofía se lanzó a los brazos de él.

Pasadas las ocho, el Orfeo abrió sus puertas por primera vez y los adolescentes admitidos por los guardias de seguridad comenzaron a entrar. 

MARINA: Dios mío, me encanta. Mira qué barra, ¡está llena de tíos buenos!
ELOY: (Pícaro) No están nada mal... Jeje.
RAQUEL: ¿Nos sentamos un rato?
JORGE: Sí, mejor.
MARINA: ¿Qué tal con tu “rebelde sin causa”?
ELOY: Eso, eso, cuéntanos qué tal.
RAQUEL: (Se sonrojó) Bueno… Hoy hemos tenido la primera clase particular y no ha estado mal del todo…
JORGE: (Celoso) No entiendo cómo te fías de Cristian. Es un macarra.
RAQUEL: Qué va. Si le conocierais mejor seguro que no opinabais lo mismo.
MARINA: A veces las apariencias engañan. Piensas que una persona es de una manera y luego te das cuenta de que no es así.
JORGE: En eso tienes razón… Voy a tomarme algo.
RAQUEL: Qué raro está…
MARINA: Habla con él, anda.
ELOY: Paso. Total, se volverá a enfadar…
RAQUEL: Si no arregláis esto cuanto antes, la cosa puede ir a peor.

Eloy accedió y haciéndose paso entre la gente llegó a Jorge, que estaba tomándose una coca cola en la barra del local.

ELOY: ¿Podemos hablar?
JORGE: (Sin mirarle a la cara) No tengo nada que hablar contigo.
ELOY: Jorge, por favor.
JORGE: ¡¿Tanto te cuesta entender que no quiero hablar contigo?!
ELOY: (Defraudado) Creía que éramos amigos…
JORGE: ¿Sabes una cosa? Yo también lo creía hasta hace unos días. Pero los amigos no se ocultan nada, se lo cuentan todo.
ELOY: Eso es lo que yo he hecho. He sido sincero contigo.
JORGE: Has sido sincero después de todo este tiempo. ¿Por qué no me lo contaste antes?
ELOY: ¡No es algo que se pueda decir así como así, ¿sabes?! Tenía miedo…
JORGE: (Con risa nerviosa) Y yo creyendo todo este tiempo que te gustaban las tías, como a mí… ¡He sido un completo idiota! ¡¿Por qué me ayudaste entonces con lo de Raquel?!
ELOY: ¡Porque estaba dispuesto a renunciar a ti pero no pude! Pero aún estamos a tiempo, podemos hablarlo, no tienes por qué ponerte así. Entiendo que para ti…
JORGE: (Le interrumpió) ¡Tú no entiendes nada! ¡Nada! Vete por ahí a ligar con algún maromo, ya que ahora te gusta tanto.
ELOY: Eres un cabrón.
JORGE: ¡Que me dejes en paz de una puta vez!
ELOY: (Entre lágrimas) Muérete…

Eloy se marchó corriendo entre la multitud hacia los baños. Un joven con una chupa de cuero negra se acercó a Jorge y le ofreció una bolsa de pastillas.

JOVEN: ¿Quieres?
JORGE: Dejadme en paz, todos…
JOVEN: Creo que te vendría bien experimentar nuevas sensaciones ahora mismo. Ya verás como después te sientes de mejor humor.
JORGE: (Se lo pensó durante unos segundos) Pero…
JOVEN: Bueno tío, ¿vas a quererlas o no?
JORGE: Dame tres o cuatro.
JOVEN: ¿Ya las has probado alguna vez?
JORGE: (Mintió) Claro que sí.

Raúl acompañó a Nuria hasta la parada de autobús.

NURIA: Gracias por acompañarme.
RAÚL: Ya ves tú. Bueno, al final no ha estado mal el día.
NURIA: (Sonrió) Esta mañana no podría ni haberme imaginado que acabaría así el día…
RAÚL: Oye, ¿y Aurora no estará preocupada?
NURIA: No creo. Aurora es… única en su especie. Jeje.
RAÚL: Entonces, ¿vamos a intentarlo?
NURIA: Si quieres…
RAÚL: ¿Cómo no voy a querer estar contigo?
NURIA: Bueno, ya ha llegado el autobús. Nos vemos mañana, ¿vale?
RAÚL: De acuerdo. (Se besaron tiernamente) Que duermas bien.
NURIA: (Le sonrió) Igualmente.


Jorge miraba de reojo las pastillas que acaba de conseguir. No estaba seguro de lo que quería hacer pero se sentía furioso y por alguna razón creyó que eso le ayudaría a ver las cosas de otra manera. Se metió en la boca las tres pastillas y se las tragó con ayuda de un poco de alcohol. De repente, una chica que llevaba un rato mirándole se acercó a él y le cogió de la mano. Le llevó hasta la pista de baile y allí comenzaron a mover sus cuerpos al ritmo de la música. A medida que se movía, el sudor le brotaba de la frente y se encontraba más fresco y ligero. La chica exhibía su perfecto cuerpo a la vez que se rozaba con en el de Jorge. Sonrió al notar cómo le invadía un sentimiento de superioridad y felicidad extrema. Unos minutos después, su corazón comenzó a latirle tan rápido como no lo había hecho nunca. Un horrible escalofrío le hizo sentirse confuso y demasiado mareado como para seguir manteniéndose en pie. Sin apenas conocimiento, Jorge se desplomó en el suelo. La chica lanzó un grito de terror y la gente que estaba bailando a su alrededor se quedó mirándoles sin saber qué hacer. Eloy, que oyó los gritos, se acercó a la multitud de jóvenes que miraban asustados al suelo. Comenzó a abrirse paso entre la gente hasta llegar al cuerpo de su amigo. Se lanzó junto a él y le sostuvo la cabeza sobre sus rodillas mientras intentaba reanimarle inútilmente. Raquel y un guardia de seguridad también se acercaron a ellos.

ELOY: Eh, Jorge. Vamos, despiértate. Jorge contéstame, por favor…
CHICA: ¡Una ambulancia! ¡Llamad a una ambulancia!
RAQUEL: (Preocupada) ¡Eloy, ¿qué ha pasado?!
HOMBRE: Apártate chico, no le agobiéis.
ELOY: (Llorando) Discutimos y… No lo sé, no sé lo que le ha pasado.
MARINA: (Preocupada) Dios mío… (Le abrazó) Eh, tranquilo. Ya verás como no le pasa nada.
ELOY: Por favor… no… no…
HOMBRE: (Le tomó el pulso) Está… muerto…

Las personas solemos juzgar a primera vista, sin saber cómo son los demás. Una persona puede parecerte peligrosa y después descubres que dentro de él hay un joven encantador. Otros pueden aparentar ser normales, cuando verdaderamente ocultan un oscuro y siniestro pasado. Podemos ser amigos de una persona y después descubrimos que en realidad no es como nosotros creíamos. Pero al fin y al cabo, todos merecemos una segunda oportunidad. Desgraciadamente, hay ocasiones en las que la vida no nos ofrece una segunda oportunidad.

1x05 "Hace falta valor"

Era domingo y Marina se encontraba sentada en un banco de la calle frente a la heladería. Después de todo lo ocurrido con Mateo, había tomado la decisión de dejar por un tiempo la relación. Los celos estaban acabando con ella y si seguía así llegaría a tener graves problemas psicológicos. Mateo llegó por su espalda y se sentó junto a ella. Ambos se miraron a la cara y comenzaron a hablar.

MATEO: Creo que me debes una explicación por lo que me dijiste el viernes, ¿no?
MARINA: No, el que tiene que explicar por qué recibe ese tipo de mensajes de otra chica que no sea su novia eres tú.
MATEO: ¿Es por el mensaje que me envió Rocío?
MARINA: (Enfadada) ¿A ti qué te parece?
MATEO: (Suspiró) Joder…
MARINA: ¿Y bien? Ahora no puedes decir que no tengo motivos para estar celosa.
MATEO: Creo que malinterpretaste el mensaje al no saber a qué se refería.
MARINA: ¿”Ven a buscarme cuando hayas dejado a Marina. Bss?” Creo que sólo se puede interpretar de una manera.
MATEO: (Miraba al suelo enfadado) Tienes un serio problema.
MARINA: ¡Es un defecto que tengo! ¡Me enfado cuando me ponen los cuernos!
MATEO: ¿Sabes qué? No te estaba poniendo los cuernos. Rocío es una amiga que alquila un piso cerca de tu instituto y había pensado que podíamos irnos a vivir juntos un tiempo.
MARINA: (Avergonzada) Yo… no lo sabía…
MATEO: Claro que no lo sabías, era una sorpresa. Pero ya da igual. ¿Por qué tienes que joderlo todo siempre? (Se marchó sin decir nada más)

Judith se encontraba en su habitación, tumbada en la cama mientras hablaba con una amiga por teléfono. De repente, oyó cómo algo impactaba contra su ventana y se asustó.

JUDITH: Nada, algún idiota estará tirando piedras contra la ventana. (…) Sí, es un chalet con piscina y todo. Ya os invitaré algún día. (Volvieron a lanzar otra piedra) Joder… Espera tía, ahora vuelvo. (Dejó el teléfono sobre la mesilla y se asomó por la ventana)
KEVIN: ¡Judith, soy yo!
JUDITH: ¡Shhh! Cállate no te vayan a oír mis padres. ¿Qué coño haces lanzando piedras a mi ventana?
KEVIN: (Sonrió) Te iba a haber mandado un mensaje al móvil pero esto me parecía más romántico.
JUDITH: (Chistosa) ¿Romperme los cristales te parece romántico?
KEVIN: No seas así, lo he hecho con mi mejor intención. Quería que habláramos un rato, ya que llevas todo el fin de semana sin dar señales de vida. ¿Sigues enfadada?
JUDITH: (Se hizo la interesante) ¿Enfadada? Qué va. Lo que pasa es que no me apetecía estar contigo. Tengo muchas más amistades, ¿sabes? Y no están conmigo por el interés.
KEVIN: (Sonrió) Qué rencorosa eres… Por eso te quiero, porque eres mala, como yo.
JUDITH: Perdona, pero tú no eres ni la mitad de malo que puedo llegar a ser yo.
KEVIN: Por supuesto que no. Bueno, ¿acabamos con esta versión malvada de Romeo y Julieta en el balcón y subo un rato contigo?
JUDITH: No gracias, tengo a una amiga esperando al teléfono. Ya nos vemos mañana en clase. (Le lanzó un beso) Chao.
KEVIN: Hasta mañana, preciosa.



A la mañana siguiente, Nuria y Aurora estaban dejando el coche en el aparcamiento del Zurbarán. Héctor pasó junto a ellas y simplemente las saludó con un frío “hola”.

AURORA: (Irónica) Ya está aquí la alegría de la huerta.
NURIA: Normal, le dejo plantado… le miento…
AURORA: (Se paró en seco mientras su amiga seguía caminando) Uy, pues es verdad. Qué mala eres, ¿no?
NURIA: La situación me obliga a serlo. Yo no quería quedar con él pero claro, ¿cómo le iba a decir que no cuando me lo pidió?
AURORA: (Volvió a alcanzarla) El amor no da más que problemas por todos los lados. Y si no que me lo digan a mí.
NURIA: Creo que voy a pasar de los dos. Dejaré el tema por un tiempo porque si no…
AURORA: Di que sí. Que soltera también se está muy bien.

Sentado en un banco del pasillo, Eloy esperaba a su amigo mientras se comía nervioso las uñas. Jorge entró de repente por la puerta principal y aunque le vio, no se acercó a él y subió las escaleras.

ELOY: (Se acercó a él) Jorge, espera.
JORGE: Tío, si me vas a decir lo del viernes mejor déjalo.
ELOY: No puedes pasar del tema así como así. Jorge, lo he pensado durante todo el fin de semana y si te quiero pues te quiero, ¿qué pasa?
JORGE: ¿Cómo que qué pasa? Pasa que no entiendo a qué viene todo esto ahora.
ELOY: Pues que ya no podía seguir ocultándolo y necesitaba contártelo. Mira, yo no he elegido esto…
JORGE: Pues yo sí que puedo elegir, y elijo ser heterosexual. Así que déjame en paz que tenemos clase.

Judith cerró asombrada su taquilla mientras Eloy y su amigo se alejaban por el pasillo. Había escuchado perfectamente toda la conversación sin que ellos se diesen cuenta.

JUDITH: (Sonrió) Notición…

Cuando el último alumno entró en el aula, Raúl comenzó su clase de arte.

RAÚL: (Cerró la puerta) Vamos, vamos, que ya hace más de diez minutos que tocó el timbre. Bien, coged cada uno un caballete, elegir uno de estos lienzos y sacad vuestras acuarelas. Hoy podéis dibujar lo que queráis, algo que os inquiete u os guste. Pero aplicando las técnicas que hemos aprendido en las clases anteriores, eh. Venga, podéis empezar.

Raquel cogió uno de los lienzos y se acercó a Marina que ya estaba lavando su pincel.

RAQUEL: ¿Qué tal el fin de semana?
MARINA: (Decaída) Bien… Regular… Mal.
RAQUEL: Vaya ánimos. ¿Es por lo de Mateo?
MARINA: Ayer quedé con él y me dijo que la tal Rocío esa es una amiga suya que le iba a enseñar un piso en alquiler al que quería que nos fuéramos a vivir los dos juntos.
RAQUEL: ¡Ostras, qué detallazo!
MARINA: Ejem…
RAQUEL: Perdón. Es que tú también, de verdad…
MARINA: Estoy hasta los cojones. ¿Por qué tengo que ser tan celosa? Dios, cómo lo odio… Mira que lo intento, pero es que no puedo controlarlo. He decidido incluso dejar la relación por un tiempo, porque si seguimos así…
RAQUEL: No sé, igual tienes razón y lo mejor es que dejéis el tema por un tiempo.
ELOY: (Se acercó a ellas) Hola, ¿qué tal?
RAQUEL: (Sonrió) Aquí, hablando de la vida.
MARINA: Bueno, ¿y tú qué tal con el nuevo? ¿Sigues igual de coladita por él?
RAQUEL: (Vergonzosa) Yo no estoy coladita… Lo que pasa es que me cae bien y ya está.
ELOY: Pero es que es tan raro...
RAQUEL: (Dejó escapar una sonrisa) Y guapo.
MARINA: ¿Lo ves? Coladita hasta las trancas.

Los tres amigos escucharon las risas de sus compañeros y Judith se acercó a ellos.

JUDITH: (Con risa burlona) Bueno Eloy, ya sabemos todos lo que te gusta a ti pero no hace falta que lo dibujes tan gráficamente.
ELOY: ¿Qué? (Se acercó a su lienzo, donde habían dibujado un pene) Imbéciles…
RAQUEL: (Seria) Qué graciosos…
JUDITH: (Le puso la mano en el hombro) Pero que yo no digo nada, eh. Creo que eres un chico muy mono. Lo digo por lo mucho que te gustan ahora los plátanos. Jajaja.
MARINA: (La dio un empujón) ¿Por qué no te vas un poquito a la mierda?
JUDITH: ¿Qué has dicho, zorra?
RAÚL: (Las separó) ¡Eh, ¿qué pasa aquí?! Venga, cada uno a lo suyo.

Entre el alboroto, Eloy aprovechó la ocasión y salió de la clase. Se encerró en el baño de chicos dando un portazo. Marina y Raquel le siguieron.

RAQUEL: ¿Eloy?
ELOY: ¡Dejadme solo!
MARINA: Eloy, por dios, no hagas caso a esa gentuza. Venga, vamos a clase.
RAQUEL: Ya sabes cómo son. No saben hacer otra cosa, nada más que inventarse cosas de la gente.
ELOY: (Abrió la puerta) Ya, pero… Es que esta vez no se han inventado nada.
RAQUEL: (Extrañada) ¿Qué?
ELOY: La semana pasada discutí con Jorge porque le dije que estaba enamorado de él y no se lo tomó a bien.
MARINA: ¡¿Enamorado de él?! ¡¿Eres gay?!
ELOY: (Suspiró) Y yo qué se…
RAQUEL: Eh, que no pasa nada. Somos tus amigas y con nosotras puedes ser sincero.
MARINA: Por supuesto, para eso estamos, para ayudarte. A ver, cuéntanos.


Tras explicarles toda la historia, Eloy y sus amigas volvieron a clase y continuaron dibujando. Pasaron las horas y la clase de inglés estaba apunto de acabarse.

HÉCTOR: De acuerdo, para mañana traerme hechos todos los ejercicios de la página 20. Y por dios, mejorar la estructura de los cuadernos porque de verdad que es un completo lío. (Sonó el timbre) Hasta mañana. (Se acercó a Raquel) Raquel, ¿puedo hablar un momento contigo?
RAQUEL: (Recogiendo sus cosas) Claro.
MARINA: Nos vemos fuera.
RAQUEL: Vale, adiós.
HÉCTOR: Verás, me gustaría pedirte un favor. No se si sabes que Cristian, el alumno nuevo, no tiene mucha soltura con el inglés. Y como tú eres una de mis mejores alumnas y veo que tienes una buena relación con él, había pensado que podrías echarle una mano, si no te importa.
RAQUEL: (Entusiasmada) Oh claro, ningún problema.
HÉCTOR: Te lo agradezco. Bueno, hasta mañana.
RAQUEL: Hasta mañana.

Héctor salió de clase y se cruzó con Nuria.

NURIA: (Sonrió) Hola.
AURORA: Nada, está más enfadado que un pavo en navidad.
NURIA: Pues que le den.
RAÚL: (Se acercó a ellas) ¡Nuria! ¿Has algo esta noche?
NURIA: Dormir y descansar.
AURORA: Mira, como la ratita presumida.
RAÚL: ¿Quieres que tomemos algo?
NURIA: No, creo que por un tiempo voy a pasar de mezclar el trabajo y el amor.
RAÚL: ¿Eh?
AURORA: Si dice que no, es que no.
RAÚL: Como quieras. Hasta mañana.
NURIA: Adiós. ¿Crees que he hecho lo correcto?
AURORA: Claro que sí. Esta noche nos vamos tú y yo a cenar al mejor Burguer de Madrid, invito yo.
NURIA: ¿Y tiene que ser un Burguer?
AURORA: O un MacDonald, como tú prefieras.

Tras terminar las clases, Kevin y Álvaro echaron unas canastas en un parque mientras las chicas les admiraban disimuladamente, sentadas en la hierba. Ixchel se levantó y se dirigió de nuevo al instituto.

ÁLVARO: (La sorprendió) ¡Bu!
IXCHEL: ¡Ah! Idiota… Voy al instituto, creo que me he dejado la chaqueta en clase de arte.
ÁLVARO: Te acompaño.
IXCHEL: Pues venga, mueve el culo no vaya a ser que lo cierren.

Llegaron al instituto y subieron hasta el aula de arte. La puerta estaba abierta y dentro no había nadie. Álvaro se acercó al portátil de Raúl, que estaba encendido, mientras Ixchel buscaba su chaqueta.

IXCHEL: Ya está, vámonos.
ÁLVARO: Espera, a ver si el idiota de arte tiene aquí los exámenes que nos va a poner.
IXCHEL: Date prisa, joder, no quiero que me pillen por tu culpa.
ÁLVARO: Oye, que ha sido a ti a quien se te ha olvidado coger la chaqueta.
IXCHEL: Venga, míralo y nos vamos.
ÁLVARO: Mira, estaba mirando unas fotos. “Encuentran el cadáver de Lucía Alcázar” ¿Te suena de algo?
IXCHEL: Y yo qué coño se. Venga, vámonos.

Se oyeron unos pasos acercándose al aula y Álvaro e Ixchel corrieron a esconderse detrás de la puerta. Raúl entró y fue directo a su ordenador. La pareja aprovechó el momento para salir de puntillas. Por los pelos, consiguieron escapar sin ser vistos por su profesor.

IXCHEL: (Susurrando) Te mato, yo te mato.
ÁLVARO: ¿Por qué estaría mirando Raúl esa noticia?
IXCHEL: Tiene pinta de profesor macabro. Vámonos de una vez, joder.

De camino a casa, Raquel fue sorprendida por Cristian.

CRISTIAN: ¿Dónde vas?
RAQUEL: (Sonrió) ¿A ti qué te parece?
CRISTIAN: ¿Quieres tomar algo?
RAQUEL: No puedo llegar tarde a casa. Si eso, ya otro día. Oye, he hablado con Héctor y me ha dicho que te vendrían bien unas clases de inglés. Así que ya me dirás cuando te viene bien para venirte un rato a mi casa.
CRISTIAN: ¿Clases particulares de inglés? Tú lo que quieres es estar conmigo, eh.
RAQUEL: ¿Qué? No te creas que eres el ombligo del mundo porque no.
CRISTIAN: Pero no te enfades, mujer.
RAQUEL: (Cruzó la calle) Pues ya no te ayudo, que te den.
CRISTIAN: (Sonriéndola desde la otra acera) ¡Refunfuñona!

Pasó la tarde y Marina, Eloy y Jorge quedaron en un parque.

MARINA: Venga chicos, poned un poco de vuestra parte.
ELOY: Es él el que no quiere hablar…
JORGE: Es que no termino de hacerme a la idea, ¿sabes?
MARINA: Jorge, entendemos que para ti es algo… difícil de entender. Pero estamos en pleno siglo veintiuno, hay que modernizarse.
JORGE: Si yo no soy homófono pero es que no entiendo por qué tiene que enamorarse de mí mi mejor amigo.
ELOY: Oye, que yo no he elegido esto.
JORGE: Es que éramos amigos, sólo eso, amigos. ¿Cómo voy a querer yo algo más contigo? Es de locos…
MARINA: Bueno, pero no hay por qué ponerse así. Sólo hace falta reunir un poco de valor para superar estas cosas. Eloy, si él no quiere nada pues otra vez será. Ahí afuera hay muchísimos chicos que están deseando conocerte.

Kevin y Judith aparecieron junto a su grupo de amigos.

KEVIN: ¡Maricas! Jajaja.
JUDITH: ¡¿Pero tú qué haces ahí, Marina?! ¡Déjales intimidad, que si no se cortan! Jajaja.
MARINA: ¡Iros a la mierda!
JORGE: (Enfadado) Yo me voy.
ELOY: Jorge, espera.
JORGE: ¡Que me dejéis en paz!

Se marchó furioso del parque mientras oía la multitud de risas a su espalda. De camino a su casa el cielo comenzó a nublarse y empezó a llover. Jorge iba cada vez más rápido, mojándose entero y cruzando las calles sin preocuparse del color de los semáforos ni de si venía algún coche. Llegó empapado a su casa, se quitó las zapatillas y las dejó en la cocina.

SUSANA: ¿Qué tal el instituto, hijo?
JORGE: (Fríamente) Bien.
SUSANA: ¿Te pasa algo?
JORGE: ¡No, mamá, no me pasa nada!
SUSANA: Está lloviendo, ¿verdad?
JORGE: ¿A ti qué te parece?

Un hombre vestido con un elegante traje y un maletín en la mano entró en casa y dejó sus llaves en la mesa de la entrada. Se trataba del padre de Jorge, pasó a la cocina a saludar a su familia.

FRANCISCO: (Besó a su mujer) Hola, cariño. Hola, chaval.
JORGE: (Se fue al salón) Hola…
FRANCISCO: Susana, date prisa con la cena que tengo hambre.
SUSANA: ¿Qué tal en la oficina?
FRANCISCO: Como siempre. Ah, se me olvidaba, he despedido a Pablo.
SUSANA: ¿A Pablo? ¿Por qué?
FRANCISCO: Hace una semana salió del armario delante de sus compañeros y eso da muy mala imagen de la empresa.
SUSANA: Dios, cada vez hay más gente con el mismo problema.
FRANCISCO: Luego nos acusan de intolerantes. ¿Esto es lo que ellos entienden por el progreso? Vaya sociedad…
SUSANA: Nos llaman homófonos por ser realistas. Si toda la vida ha sido de una manera, ¿por qué tienen que aprobar eso ahora?
FRANCISCO: No lo pienses cariño, porque si no es peor…

Desde el pasillo, Jorge escuchó toda la conversación. Sabía que sus padres no eran muy liberales pero eso le daba igual, eran eso, sus padres, y por lo tanto debía seguir sus pasos. Había sido amigo de Eloy durante mucho tiempo, pero ahora las cosas habían cambiado y no estaba seguro si debía seguir adelante con su amistad. De camino a su habitación, le sonó el móvil y se lo sacó del bolsillo para ver quien era. “Eloy”. Cerró la puerta de su habitación y tras cortar la llamada, arrojó bruscamente el móvil contra la cama.

Todos conocemos lo que es el valor, pero no todos reunimos el suficiente para afrontar algunas situaciones. Contarles la verdad a las personas que queremos en ocasiones es algo difícil. Nos cuesta, pero después nos damos cuenta de que nos ayuda a seguir adelante, porque no hay nada peor que ocultar un gran secreto. El valor nos ayuda a salir del armario, a terminar con una relación que nos destruye día a día, a dejar atrás relaciones con amigos de trabajo que pueden acabar mal. La vida es un camino por el que debemos pasar armados de valor, y quien no lo tiene, se perderá en el camino.