1x01 "La nueva generación"

Eloy, un joven de pelo oscuro y ojos claros lloraba desconsolado en los baños del local. Miraba su rostro en el espejo, como si sintiera asco de sí mismo. Cerró el puño y lo golpeó tan fuerte que se rompió en afilados trozos que hicieron sangrar sus nudillos. Cuando dejó de sentirse con fuerzas para mantenerse en pie se dejó caer al suelo, se arrastró hasta un rincón y continuó llorando con más intensidad.

12 horas antes…

Tras el largo y caluroso verano, volvió a sonar el timbre que marcaba el comienzo de las clases y una oleada de alumnos comenzaron a entrar por la puerta del Zurbarán. Emocionados por el reencuentro y el comienzo del nuevo curso, los adolescentes comenzaron a saludarse y contar sus batallitas del verano. Un descapotable negro se detuvo frente al instituto y Judith, una preciosa joven con unos enormes ojos verdes, se bajó de él tras despedirse del conductor, su padre. Kevin, que era su novio, se acercó a ella y la besó tiernamente en los labios.

KEVIN: ¿Qué tal, preciosa?
JUDITH: (Sonrió irónica) ¿Un lunes y encima empezando un nuevo curso? Genial… ¿A ti qué te parece?
KEVIN: (Avanzaron hacia la entrada) Otro año más en esta mierda de instituto. No sabes las ganas que tengo de acabar.
JUDITH: Pues tranquilo que sólo te queda uno. Y luego ya podrás jugar en la liga que quieras. Como eres tan bueno pues se pegarán por conseguirte… Jeje.
KEVIN: Vaya, dirás que se me da mal el baloncesto.

A pocos metros de ellos, Marina iba acariciando su sedoso pelo mientras hablaba con su novio por el móvil.

MARINA: ¿Me vienes a buscar a la salida? (…) Bueno… como quieras. Pues entonces nos vemos mañana. (…) Un beso. ¡Y que no me entere de que tus amigas tontean contigo! ¿Mateo? ¿Hola?

Dos de sus compañeros del curso pasado, se acercaron a ella.

ELOY: (Bromeó) ¿Otra vez dándole la brasa al pobre Mateo?
MARINA: No sabéis cómo me tienen sus amiguitas… ¡Son unas guarras!
JORGE: ¿Pero es que no confías en él? Marina, que es tu novio…
MARINA: Ya joder, pero si soy celosa qué le voy a hacer. Y vosotros no me toquéis más las narices que no estoy de humor este curso. Andrea y el resto de mis amigas se han cambiado de instituto, así que esta año prácticamente sólo os conozco a vosotros. Más os vale estar majos porque si no, lo llevamos crudo.
JORGE: Jajaja.
ELOY: Anda, vamos para clase que ya llegamos tarde el primer día.
  

Marina, Eloy y Jorge entraron en clase y se sentaron juntos en la tercera fila. Pocos minutos después, un hombre de unos cincuenta años vestido con un traje muy formal entró en la clase y tras cerrar la puerta escribió su nombre en la pizarra: Manuel Atienza.

MANUEL: Mi nombre es Manuel Atienza y durante este curso seré vuestro director y profesor de literatura. Estáis en lo que yo llamo “El principio del fin”, es decir, el último curso del instituto y casi con un pie en la universidad.

KEVIN: Seguramente no todos acaben en la universidad. (Miró a Ixchel) Alguna se ganará la vida en las esquinas…
TODOS: Jajaja.
IXCHEL: Cada año más gilipollas…
MANUEL: (Se acercó a Kevin) ¿Cuál es tu nombre?
KEVIN: Macario Ferlosio, para servirle.
MANUEL: Vamos, que para que me vaya adaptando ya, ¿tú vas a ser el graciosillo de la clase?
KEVIN: Se hará lo que se pueda.
MANUEL: Pues ándate con cuidado porque puedes meterte en muchos problemas.

Alguien llamó a la puerta y acto seguido entró. Era una joven muy guapa pero con los pelos un poco alborotados por la prisa.

MANUEL: ¿Y usted es…?
RAQUEL: (Miró a sus compañeros) Me llamo Raquel Pérez, y creo que llego un poco tarde… Lo siento.
MANUEL: ¿Llegando tarde el primer día? Pues sí que empezamos bien el curso… Bueno, no se preocupe, siéntese donde quiera.
KEVIN: Me sé de una que va a hacer compañía a Ixchel en la esquina…
MARINA: ¿Tu madre?
TODOS: Jajaja.
MANUEL: A la próxima te expulso.
JUDITH: ¿Pero es que éste no sabe quién eres tú y quién es tu padre?
KEVIN: (Sonrió) Está visto que no. Cuando sepa que es el mayor accionista del instituto se le bajarán los humitos conmigo.
MARINA: (Susurró) Hola, siéntate a mi lado si quieres.
RAQUEL: Ah, gracias.
MARINA: Yo soy Marina, encantada Raquel.
RAQUEL: (Tímida) El placer es mío.
MANUEL: Bien, pues sin más dilación, buenos días y bienvenidos al nuevo curso. Abran sus libros de Literatura.

Nuria, la nueva profesora de Filosofía se dirigía con prisa al Zurbarán cuando de pronto, un joven apuesto se cruzó en su camino. Era alto y tenía cierto aire misterioso. Estaba tan pendiente de él que no se dio cuenta de que estaba cruzando la calle y un coche estuvo apunto de atropellarla. Una mujer salió del vehículo muy alarmada y con las manos en la boca.

AURORA: ¡Ay, lo siento! ¿Estás bien?
NURIA: Sí, sí, no te preocupes. (Miró cómo se alejaba aquel joven que la había despistado) Además ha sido culpa mía…
AURORA: Yo también ando un poco despistada, es la primera vez que conduzco en muchos años y la verdad es que he perdido un poco de práctica. (Susurró) No digas nada pero me he saltado dos semáforos en rojo.
NURIA: Jajaja. Pues ten cuidado, ¿eh?
AURORA: Sí, lo que pasa es que voy con prisa porque es mi primer día de trabajo.
NURIA: ¿Ah sí? Yo también, jeje. Me han cogido de profesora en el Zurbarán. Es un instituto que hay por aquí cerca. Creo… La verdad es que no conozco bien la zona.
AURORA: (Sorprendida) Pues mira qué casualidad, yo también iba para allá. Si quieres te acerco.
NURIA: (Miró con miedo el coche) No sé yo si será buena idea…
AURORA: ¡Que sí tonta! Venga, pasa que no llegamos.

Un par de horas después, el timbre volvió a sonar y los alumnos salieron al recreo.

MARINA: Pues no sabes la alegría que me da haberte conocido. Sólo de pensar que iba a tener que pasar un curso entero sola con estos dos…
RAQUEL: Yo también me alegro de haber conocido gente tan maja. Aunque bueno, esos de clase…
MARINA: Tú ni caso. Kevin y Álvaro son dos gilipollas muy creídos y Judith y Ixchel un par de zorrones de no te menees. Se creen los reyes del instituto porque son unos pijos consentidos. Sólo saben follar, irse de fiesta y ponerse hasta arriba de todo. (Miró a sus amigos) Aunque bueno, nosotros también vamos de fiesta y bebemos, jeje. Y tenemos sexo. Por lo menos yo, estos no se.
JORGE: (Irónico) Uy sí, no lo sabes tú muy bien.
RAQUEL: ¿Tienes novio?
MARINA: Sí, se llama Mateo, pero no viene a este instituto.
ELOY: Bueno Jorge, vámonos a la cafetería porque éstas ya tienen tema de conversación para rato.

Jorge le pasó el brazo a su amigo por detrás y ambos se alejaron de Marina y Raquel. Eloy sentía un escalofrío cada vez que Jorge le tocaba, o le miraba o simplemente le sonreía. Esto se debía a que desde hace unos meses, Eloy había comenzado a sentir por su mejor amigo algo más que amistad. Su relación mejoraba día a día y Eloy estaba empezando a creer que él también quería experimentar cosas nuevas. Pero nunca se decidía a contar su secreto, ni a Jorge, ni a nadie.

Judith e Ixchel tomaban el sol tumbadas en el césped. Kevin y Álvaro se acercaron a ellas.

IXCHEL: Quítate, me tapas el sol.
ÁLVARO: ¿Sabes que tomar el sol produce cáncer de piel?
IXCHEL: Así tienes tú la piel, que parece leche…
JUDITH: ¿Y bien? ¿Se lo habéis dicho a los de 2ºB?
KEVIN: Sí, vendrá la mayoría.
JUDITH: ¿Al final cuántos seremos?
KEVIN: Casi cuarenta. Ya sabes que la gente no se pierde tus fiestas por nada del mundo.
JUDITH: Y con razón.
IXCHEL: ¿A las nueve en la parada de metro?
JUDITH: Sí. Y ser puntuales, por favor.
ÁLVARO: Oye, yo todavía no me he enterado por qué haces una fiesta nada más empezar el curso y sin motivo.
JUDITH: (Se quitó las gafas de sol sensualmente) La pregunta no es “¿por qué?”, sino “¿y por qué no?”

En la sala de profesores, Héctor ordenaba las fichas de los alumnos cuando llegó Raúl, el nuevo profesor de arte. Nuria se quedó mirándole al descubrir que había sido él quien la hizo despistarse cuando iba por la calle.

RAÚL: Hola, soy Raúl Ugarte, el nuevo profesor de arte.
AURORA: ¿La rima la traías ya pensada? Jajaja. (Le dio dos besos) Yo soy Aurora, la de historia.
HÉCTOR: Buenos días, soy Héctor, el jefe de estudios. Acompáñeme a mi despacho y le daré sus carpetas. Por cierto, llega tarde.
RAÚL: ¿No habíamos quedado a las 11?
HÉCTOR: Son y cinco. En este instituto somos muy exigentes con la puntualidad.
NURIA: (Susurró a su compañera) Sí, él en especial…
AURORA: No disimules que ya me he dado cuenta de cómo mirabas al nuevo.
NURIA: ¿Qué? No, si es por otra cosa…
AURORA: Ya, ya.

Acabó el primer día de curso y los alumnos se marcharon a sus casas. Pasó la tarde y Raquel comenzó a preparase para la fiesta.

MIGUEL: (Entró en su habitación) ¿Has quedado?
RAQUEL: Sí, unos de mi instituto van a dar una fiesta y me han invitado.
MIGUEL: Me alegro de que hayas hecho amigos tan rápido. ¿Qué tal estás?
RAQUEL: Bien, ¿por qué iba a estar mal?
MIGUEL: No sé, es la primera semana que pasas conmigo.
RAQUEL: Ahora tendré que acostumbrarme, una semana con cada uno. Pero no me importa.
MIGUEL: A cualquier persona le importa que sus padres se divorcien.
RAQUEL: No, a mí no. Si vosotros consideráis que es lo mejor para todos… Pues ya está. (Se asomó por la ventana) Me voy que ya han venido a buscarme. (Le dio un beso en la mejilla) Hasta luego.
MIGUEL: Pásalo bien.

Raquel bajó las escaleras pensando en lo que acaba de decir. Estaba claro que sí que la importaba la separación de sus padres, y mucho. Pero no la gustaba admitirlo, prefería hacerse la fuerte y seguir adelante. Salió del chalet, fuera la esperaban Marina y Mateo.

MARINA: Qué guapa te has puesto.
RAQUEL: Gracias, tú también.
MARINA: Os presento. Mateo, mi novio. Raquel, una amiga del insti.
MATEO: Encantado.
MARINA: ¿Nos vamos?

Llegaron al local donde Jorge y Eloy les esperaban en la puerta. Se saludaron y pasaron al interior. Estaba lleno de alumnos del instituto y otros que no lo eran. Judith se acercó a ellos.

JUDITH: ¿Qué tal chicos? Veo que os habéis animado y habéis venido.
MARINA: Sí, pero sólo vamos a estar un rato.
JUDITH: Ya, eso dicen todos siempre y al final nadie encuentra el momento de irse. Jajaja. Pues nada, allí tenéis la barra, podéis beber lo que queráis. Y a pasarlo bien, ¿eh?
MARINA: (Falsa sonrisa) Gracias… Qué asco de niña, no la soporto.
MATEO: Demasiado pija para ti, ¿no? Jajaja.
ELOY: Venga, vamos a pedir algo de beber que estoy seco.
JORGE: Pero sin alcohol, ¿eh?
MARINA: Qué sosos…
RAQUEL: Jeje.

Álvaro se acercó a Ixchel, que estaba sentada en uno de los sofás con un chico que parecía estar tirándola los tejos.

ÁLVARO: ¿Por qué no te vas a dar una vuelta, majete?
CHICO: ¿Por qué no te vas tú?
ÁLVARO: (Le levantó del sofá) ¡Que te pires!
IXCHEL: ¿Qué coño haces? Me lo iba a tirar.
ÁLVARO: (Se sentó con ella) ¿Y qué tiene él que no tenga yo?
IXCHEL: (Sonrió) Prefiero no decirlo, podría herir tus sentimientos.
ÁLVARO: No entiendo por qué te has ligado a medio instituto y conmigo te haces la dura.
IXCHEL: Yo no follo por follar. Yo selecciono, y tú no estás en mi lista.
ÁLVARO: (Le miró a los ojos) ¿Segura?
IXCHEL: Déjame que lo piense… No.
ÁLVARO: (Sonrió) Que te den, preciosa.

Álvaro se levantó del sofá y se marchó a otra parte mientras Ixchel le miraba el culo de reojo. Ella sentía una gran atracción por él, pero disfrutaba ver cómo su amigo se arrastraba día tras día pidiéndole una oportunidad. Aquello la daba morbo, y no podía evitar portarse así con Álvaro.

El coche de Aurora paró frente a una urbanización y Nuria se bajó.

NURIA: Gracias por acercarme.
AURORA: Un placer. Esto de irnos por ahí de cañas va a haber que repetirlo, ¿eh?
NURIA: (Sonrió) Por supuesto.
AURORA: Bueno, hasta mañana.
NURIA: Adiós.

Nuria sacó las llaves del bolso y abrió la puerta de la urbanización. De pronto, vio que el coche de su compañera se detuvo. Extrañada, se acercó a ver qué pasaba. Se asomó y vio a Aurora llorando.

NURIA: ¿Aurora? ¿Qué te pasa?
AURORA: (Se secó las lágrimas) Nada, nada. Tú tranquila.
NURIA: (Entró de nuevo al coche) Seguro que si me lo cuentas te sientes mejor.
AURORA: Es que… Te dije que tenía marido pero en realidad ya no estamos casados. Nos separamos hace un mes. Más bien se separó él…
NURIA: Lo siento.
AURORA: No te preocupes, eso es lo de menos. El problema es que me he separado y no siento nada. Quiero decir, no me da pena haber dejado esta relación. No hicimos viajes… ni salíamos a cenar fuera… Y eso es lo malo, que siento que he tirado más de la mitad de mi vida a la basura.
NURIA: No digas eso, mujer. Ven, pasa a tomarte algo en mi casa y me sigues contando.
AURORA: Vale, gracias.

Eloy y Jorge saltaban y bailaban olvidándose de todo y con un solo objetivo: disfrutar el momento. Eloy paró y se dirigió un momento al baño a refrescarse.

JORGE: Te acompaño.
ELOY: (Entró en el baño) Echaba de menos estas fiestas.
JORGE: Jajaja. Yo también.

Eloy se mojó la cabeza y se quedó mirando a su amigo através del espejo.

JORGE: ¿Qué pasa?
ELOY: (Le retiró la mirada) Nada…
JORGE: Oye, tú nunca me hablas de ligues. ¿Te gusta alguien?
ELOY: (Con risa nerviosa) No…
JORGE: Qué mentiroso, seguro que hay alguna. Eloy, a mí me lo puedes contar, somos amigos.
ELOY: Puede…
JORGE: Lo sabía. Joder, es que como nunca dices nada. ¿Y quién es?
ELOY: Eso ya no te lo puedo contar.
JORGE: (Le miró a los ojos) ¿Sabes que a mí también me gusta alguien?
ELOY: (Le devolvió la mirada) Ah, ¿sí? ¿Quién?
JORGE: Raquel, la nueva.

Eloy creía que de los labios de la persona a la que más había querido en su corta vida saldría un “tú” o algo así. Pero en lugar de eso, su amigo pronunció otro nombre, y al oírlo sintió una fuerte presión en el pecho. Descubrió que todas sus sospechas no eran más que eso, sospechas. Lo que había entre ellos dos era sólo amistad. Parecía que algo dentro de él se había roto, probablemente fuera su corazón. Los ojos se le llenaron de lágrimas pero se las contuvo y se miró de nuevo en el espejo.

JORGE: ¿Estás bien?
ELOY: (Tomó aire) Sí…
JORGE: Pues eso, que me mola Raquel.
ELOY: Pero si la conoces desde hace unas horas…
JORGE: Ya, pero no se, me gusta. ¿A que es preciosa?
ELOY: Supongo.
JORGE: Bueno Eloy, algún día tendrás que decirme quién te gusta a ti, ¿no?
ELOY: Claro, algún día…
JORGE: ¿Vienes?
ELOY: No, creo que mejor me voy a quedar un rato aquí.
JORGE: (Extrañado) Como quieras…

Cuando su amigo salió del baño, Eloy no pudo contener más la presión y rompió a llorar. Estaba furioso ya que su imaginación le había hecho creer que tenía posibilidades con Jorge, y acababa de descubrir, que no era así. Miraba su rostro en el espejo, como si sintiera asco de sí mismo. Cerró el puño y lo golpeó tan fuerte que se rompió en afilados trozos que hicieron sangrar sus nudillos. Cuando dejó de sentirse con fuerzas para mantenerse en pie se dejó caer al suelo, se arrastró hasta un rincón y continuó llorando con más intensidad.

Nuria escuchaba atenta la historia de Aurora. Sentía tristeza por ella pero no podía hacer que se notara, debía quitarle importancia al asunto y animarla para que siguiera adelante.

NURIA: Eso que me cuentas es bastante triste pero no puedes desanimarte ni perder la esperanza. Si esto no ha salido bien, ya vendrán más relaciones.
AURORA: Pero si voy camino de los cincuenta…
NURIA: ¿Y qué? Pues anda que no hay mujeres que a tu edad se han echado novio. Estoy segura de que encontrarás a alguien. (Sonrió) Yo te voy a ayudar.
AURORA: Me estás empezando a asustar… ¿Tú no serás lesbiana?
NURIA: Jajaja. ¡No!
AURORA: Es verdad, que a ti te hace tilín el profesor de arte… jeje.
NURIA: (Sonrojada) Qué va…
AURORA: Ay madre, mira qué hora es. Me voy a ir ya porque si no…
NURIA: No te preocupes, quédate a dormir aquí, no me importa. Y ya de paso terminamos de hablar de amores.
AURORA: (Sonrió ilusionada) Gracias, de verdad, gracias.

Raquel entró llorando en el baño de los chicos y se encontró con Eloy, que seguía tirando en el suelo.

RAQUEL: Uy, perdón.
ELOY: Creo que te has confundido de baño.
RAQUEL: ¿Estás bien?
ELOY: Sí… bueno, regular.
RAQUEL: (Se sentó junto a él) Si quieres, me lo puedes contar.
ELOY: Es que estoy enamorado de una persona y creía que era correspondido, pero acabo de descubrir que no es así. Me siento como un idiota que se ha hecho falsas ilusiones. Pero da igual, no te preocupes. ¿Y a ti qué te pasa?
RAQUEL: Pues que había salido para hablar con mi madre por teléfono y un gilipollas me ha robado el móvil.
ELOY: Bueno, pero te pueden comprar otro.
RAQUEL: No creo que mi padre esté por la labor. Además, últimamente tengo muchos problemas en casa. Te lo voy a contar porque si no, voy a reventar. Mis padres se han divorciado y por mucho que intente pasar del tema, no puedo.
ELOY: Qué putada…
RAQUEL: Ay dios, la gente está ahí afuera pasándoselo genial  y nosotros aquí, llorando como dos tontos.
ELOY: (Sonrió) Jajaja. Ya…
RAQUEL: Venga, vamos a tomar algo.
ELOY: Vamos. Pero tú no digas nada de esto a nadie, ¿eh?
RAQUEL: No, no, te lo prometo. Ni tú tampoco, ¿eh?
ELOY: Tranquila, que no digo nada.

Eloy y Raquel salieron del baño y volvieron a integrarse en la fiesta como si nada hubiera pasado aunque en realidad, estuvieran destrozados por dentro.

El adolescente es un ser extraño, inocente como un ángel, orgulloso como un príncipe, valiente como un héroe, vanidoso como un pavo real, perezoso como un asno, indomable como un toro o irritable como una damisela. ¿Qué tiene esa etapa de la vida que los hace tan diferentes del resto? Es el momento en el que pasan de ser niños a ser adultos, la madurez. Seguramente sea la etapa más difícil de nuestras vidas y en la que nos volvemos más vulnerables ante todo. Un aprobado o una fiesta con los amigos los puede convertir en la persona más feliz del mundo, pero de un segundo a otro, un desengaño amoroso o un complejo por ser diferente a los demás los puede arruinar la vida e inundarnos los ojos y el alma de lágrimas. Se le da  más importancia de la necesaria a las cosas y se hace de todo un auténtico drama. Es difícil entender a un adolescente si no eres uno de ellos. Es muy complicado ponerse en su lugar. Pero mucho más difícil es pasar este tramo vital, sin que nos marque para el resto de nuestras vidas.

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